El cemento se ha convertido ya en parte del paisaje gallego. Así lo denuncia Greenpeace en su último informe "Destrucción a toda costa" en el que alerta que en la última década se ha recalificado más suelo en la costa gallega que en toda la historia de la autonomía. Sólo en el año 2007 había proyectadas 800.000 viviendas en los 86 municipios del litoral, una cifra similar a lo que se llevaba construido hasta entonces (816.000 residencias). Y esta urbanización desmesurada, según la organización ecologista, se hizo a costa de perder 6.000 hectáreas de bosques y espacios naturales.

El informe de Greenpeace, que analiza el impacto del urbanismo sobre el litoral español, es demoledor y sitúa a Andalucía o Valencia como las comunidades con más agresiones a su costa. Pero Galicia no se queda atrás, según los ecologistas. Los constructores, atraídos por los bajos precios del suelo, se desplazaron en los últimos años a la costa atlántica y cantábrica, donde exportaron el mismo modelo turístico de segundas residencias del Mediterráneo. Fue a partir de ese momento cuando se empezó a hablar de la "marbellización" del litoral gallego. Una prueba es que entre 2003 y 2007 los colegios de arquitectos visaron en Galicia más de 125.000 viviendas, de las que más de la mitad eran segundas residencias.

Greenpeace destaca cómo a pesar de contar con espacios privilegiados la costa de Galicia está cada vez "más contaminada y más desfigurada". Son varias las agresiones que ha sufrido el territorio gallego en la última década. Por un lado, está el boom del ladrillo que provocó crecimientos urbanísticos desmesurados. Según Greenpeace, una treintena de municipios aumentaron su edificabilidad en un 100 por cien y otra decena la incrementó por encima del 200 por cien –son los pontevedreses de Illa de Arousa y Meaño y los coruñeses de A Pobra do Caramiñal, Ribeira, Outes, Mugardos, Sada, Ortigueira y Pontedeume–.

Por otro lado está la "avalancha" de puertos comerciales y deportivos que la ONG califica como de "auténtica plaga". De 2003 a 2008 Galicia pasó de los casi 4.000 amarres a más de 11.000. "Esta comunidad presenta uno de los porcentajes más altos de amarres por embarcación, diez veces superior al de Italia que, sin embargo, tiene diez veces más costa que Galicia", denuncian los ecologistas.

Otra de las amenazas que acecha el litoral gallego, según Greenpeace, son las plantas de acuicultura. Así, lamenta que el nuevo Gobierno gallego haya abierto la puerta a construir una piscifactoría en Touriñán, ocupando Red Natura. "Parece estar más preocupado por los intereses de Pescanova que por los espacios naturales protegidos", se queja. Greenpeace denuncia además en su informe que los políticos gallegos han ido rebajando la protección ambiental en la normativa de la Ley del Suelo.

Y a esto se suman los casos de corrupción. La organización ecologista cita hasta 14 municipios gallegos involucrados en irregularidades urbanísticas.