El miércoles el cineasta y escritor José Luis Garci (Madrid, 1944) debía estar en Hamburgo y no en Oviedo. Jugaba su Atlético de Madrid una final después de mucho tiempo de sequía. Su presencia en el jurado del premio "Príncipe de Asturias" de las Artes pesó más que su pasión colchonera.

–Qué pequeño es el cine ahora.

–Está casi todo el país en el paro, ¿no? Mucha gente. Y el cine acusa el golpe. Se nota cuando hay un problema grave como el que estamos viviendo. Así que, evidentemente, la industria española está pasando por un mal momento. No estoy muy puesto en ello, pero estamos viviendo un cambio a todos los niveles muy grande, y más que nos espera. Lo que se está produciendo en el cine es una transformación mucho más grande que cuando pasamos del mudo al sonoro, una revolución mayor.

–¿Un cambio de era?

–Llámalo como quieras. Es el siglo XXI por fin, el nuevo milenio, está entrando otro concepto de la vida. Tú estas hablando con un hombre de la edad de piedra, no tengo móvil ni coche ni internet, no sé qué es eso del Facebook. Estoy subsistiendo, nada más, y soy fiel a otras cosas que sí creo que van a pervivir. El fútbol, por ejemplo, seguirá habiéndolo, y eso me encanta. Tengo libros en casa, pero no tengo iPod o como se llame eso para leer las noticias por la mañana del "New York Times".

–¿Esto es el crack, entonces?

–La cuestión es si vamos a seguir necesitando que nos cuenten historias cinematográficas, porque entonces habrá que hacerlas, las veamos donde las veamos. ¿Cuánto cuesta hacerlas? A la manera clásica, mucho. Si es con una cámara digital y da lo mismo la iluminación, mucho menos, pero aun así es complicado. Es hablar por hablar, porque el cambio es tan grande que sólo podemos intuirlo. no saber adónde nos lleva. España dentro de tres o cuatro años no tendrá nada que ver con la de ahora, va a cambiar, como cambiará Europa, a pasos agigantados, ¿por qué?, porque tiene que ser así. Y será.

–¿El cine en 3D es la panacea?

–El cine en relieve lo veía de chico, con "Bwana, el diablo de la selva", "Los crímenes del Museo de Cera"... Nos daban unas gafas de cartón azules y rojas, recuerdo una lanza que te caía encima, el fuego que derretía la cera..., era como si lo sintieras. pero es que el relieve ya no va a ir al cine solo, va a ir al tele. Está yendo. Este Mundial próximo lo dará no sé qué cadena en 3D. La aceleración es tan grande que no te compras la tele porque dentro de poco te va a venir otra cosa que ni te imaginas. Estamos en ese momento parecido al que ya ocurrió en el siglo XIX, un día salía el telégrafo y sustituía al Pony Express, pero al otro día para saber antes lo de la Bolsa estaba el teléfono, y después se inventa el cine, y luego... Una transformación enorme, y en España, más grande, porque está subdividida. En una autonomía te cuesta operarte más que en otra, eso se tiene que acabar. ¿Por qué tiene que haber una televisión en Extremadura, otra en Asturias, otra en...

–¿Habrá reconciliación con la Academia de Cine?

–Estuve el otro día cenando en casa de Álex de la Iglesia, su presidente. Le admiro mucho y le quiero, pero ése es un tema del pasado. Los problemas con la Academia están olvidados, en el buen sentido. No tengo ganas de líos, a mi edad no quiero historias de ésas. Quiero dedicarme a ver más películas, leer más libros, lo que me interesa es tener calidad de vida.Pero esta academia tiene que ampliar las miras, que los premios no sean sólo para las películas españolas, sino para las películas habladas en español, y de las cinco habrá dos españolas, una argentina, una peruana… Y eso qué significa, pues que es un premio que no sólo se va a ver aquí, sino en Argentina, México, Chile... Tendría una audiencia multimillonaria, y ganar un "Goya" al mejor actor será lo mejor que se puede conseguir después del "Oscar". Sería maravilloso. Eso es en lo que creo. No en reducirlo, y ahora hay que crear un premio a la mejor producción gallega, y asturiana y…

–¿La política es nuestra asignatura pendiente?

–A mí los políticos me parecían estupendos, ahora la mayoría no es de fiar. ¿Quién está en la clase política? Siempre hay excepciones, pero rara vez ves a un gran escritor, a un gran músico, a un gran cineasta. Están en otras cosas, y a la política va otro tipo de personas. Los partidos funcionan a veces como sectas. Si tienes un pensamiento más o menos independiente, te das cuenta en seguida de que predomina la ideología sobre el sentido común.

–¿Qué tiene entre planos?

–Ahora mismo, nada. Presenté un proyecto para la Televisión del Principado de Asturias sobre asturianos ilustres, desde Quini hasta Severo Ochoa, pasando por Clarín, Arturo Fernández, Jovellanos... Te puedo decir hasta las cifras: tres capítulos de una hora costaban 39.000 euros. Después de ocho o nueve meses se vino abajo. Yo lo hacía por cariño a esa tierra, por mi padre, que había fallecido hacía poco... Mira, yo estoy contento con haber hecho las películas que hice, con la posibilidad de seguir escribiendo, y asumo que tiene que haber una nueva generación que tome el relevo. En el Winchester me quedan dos balas para seguir haciendo cine, o una. Quién sabe. En todo caso, el gran cine lo hace la televisión por cable: "Madmen", "Los Soprano"...

–Y un volcán islandés puede detener el mundo, como en una mala película de Irvin Allen...

–Imagina que no se pudiera volar… imagina que echa cenizas años y años, se acabó, habría que volver al barco, a los trenes. No estaba previsto. ¿Te has dado cuenta de que en invierno hace más calor, y en verano hace más frío, que llueve cuando no llovía antes? Es como si hubiera un dios vengativo en una gruta decidiendo esas cosas: y ahora mando un tsunami a no sé dónde, y un terremoto a... Algo está pasando. Es como si la naturaleza se estuviera rebelando contra el daño que le causamos. No es que no haya estaciones, es que ya no hay sensación de estaciones. Yo iba a Asturias por estas fechas, podías comerte un helado en la calle Cabrales, pero ahora, de repente..., el invierno.