El actual sufrimiento de la Iglesia católica ante los casos de religiosos pederastas ya fue anunciado por el tercer secreto de Fátima –quien se apareció a tres niños portugueses en 1917–, según aseguró ayer Benedicto XVI que inició una visita de cuatro días al país luso. El Papa matizó que el mensaje de la Virgen hacía referencia al atentado que Juan Pablo II sufrió en 1981 pero también "a otros sufrimientos de la Iglesia". En este sentido, el Pontífice afirmó que, hoy en día, "el sufrimiento de la Iglesia viene de su interior, de los pecados que existen en la misma y que vemos hoy de un modo realmente terrible, no de sus enemigos de fuera".

Benedicto XVI –que hasta el próximo viernes visitará Portugal– aseguró que el mensaje de Fátima tiene un "valor eterno", que es un llamamiento a la conversión y a la penitencia y que la novedad que podemos descubrir hoy en él es que no sólo desde fuera llegan los ataques a la Iglesia y al Papa, sino también desde su interior.

"La mayor persecución de la Iglesia no viene de enemigos de fuera, nace del pecado de la Iglesia. La Iglesia tiene una profunda necesidad de aprender la penitencia, de aceptar la purificación, de aprender el perdón y la necesidad de justicia", aseguró Benedicto XVI durante el vuelo hacia Lisboa, primera etapa de su viaje a Portugal, donde visitará también Fátima y Oporto.

Relectura

En cuanto a la nueva relectura del tercer secreto de Fátima, Benedicto XVI manifestó que "el Señor siempre nos ha dicho que la Iglesia sufrirá aunque de manera diferente hasta el final del mundo". Lo importante, según Benedicto XVI, es que el Tercer Secreto es "eterno", es un mensaje que vale para todos los tiempos, para todos los sufrimientos de la Iglesia y para todos los Papas.

Esta es la gran novedad que Benedicto XVI ha introducido en este secreto que él mismo se encargó de desvelar e interpretar en junio de 2000, cuando fue revelado durante la visita de Juan Pablo II a Fátima para beatificar a los pastorcillos Francisco y Jacinta. El Papa insistió en que el mensaje es un llamamiento a la conversión, a la penitencia y a la plegaria.

También se le preguntó sobre la secularización, que aseguró "es normal" y resaltó que el gran desafío actual es unir fe y razón.

Sobre la crisis económica insistió en que no se puede olvidar el componente ético y comentó que se vive en un puro pragmatismo económico que prescinde de la realidad del hombre y que no dará frutos, sino que creará problemas.

Por otra parte, a su llegada a suelo portugués, el Papa resaltó la importancia de la colaboración entre la Iglesia y el Estado, al recordar que la llegada de la república a Portugal, hace 100 años, abrió "en la distinción entre Iglesia y Estado, un nuevo espacio de libertad para la Iglesia católica, que los dos concordatos de 1940 y 2004 dieron forma".

Además, y sobre la presencia de lo católico en la vida pública, el Pontífice señaló que "no se trata de un enfrentamiento ético entre un sistema laico y un sistema religioso, sino de una cuestión de sentido en la que se confía la propia libertad".ha reconocido que "vivir en la pluralidad de sistemas de valores y de cuadros éticos requiere un viaje al centro del propio yo y al núcleo del cristianismo para reforzar la calidad del testimonio".