No todas las tartas redondas y decoradas con la Cruz de Santiago son realmente Tartas de Santiago. Al menos no lo serán a partir de ahora, ya que la Comisión Europea (CE) ha decidido incluir este típico dulce gallego entre los alimentos de calidad o con denominación protegidos por las normas de la UE, según anunciaron ayer fuentes comunitarias.

La Asociación Galega de Repostería aplaude la decisión europea ya que es una reivindicación que los reposteros tenían desde hace siete años. "Es el reconocimiento de estos años de trabajo y supondrá una garantía para los compradores", asegura Manuel Iglesias García, presidente del Consello Regulador de la Tarta de Santiago.

La Indicación Geográfica Protegida (IGP) Tarta de Santiago pasará a formar parte de la lista de 900 productos agroalimentarios que cuentan con el reconocimiento por parte de la UE y están amparados por su legislación. Para formar parte de esta selecta familia, los fabricantes sólo deberán cumplir unos básicos requisitos que aseguren la calidad del producto y que formalizó el Consello Regulador. "No fue nada complicado ponernos de acuerdo, ya que nos basamos en la receta tradicional", apunta Iglesias. Como mínimo, aquellas que quieran llamarse Tarta de Santiago con mayúsculas deberán contener un 33 por ciento de almendra, un 30% de huevo y un 30% de azúcar. Nada de harinas, margarinas ni féculas. El resto de aromas como rayadura de limón, orujo o licor café se dejan al gusto de cada fabricante, para que le pueda dar su toque personal. Además, es requisito esencial que se realicen en Galicia.

Las tartas que cumplan los requisitos tendrán el honor de poder llevar la cruz de Santiago y lucirán un sello de calidad numerado. El Consello vigilará el cumplimiento de la normativa. "Al principio será laborioso, pero esperamos que en un mes ya estemos con la normativa en pleno funcionamiento y los que no la cumplan pues venderán otra cosa, pero no podrán llamarlas tarta de Santiago", augura el presidente, propietario de la Pastelería Suevia que fabrica unas 40.000 tartas al año.

No se sabe nada acerca del consumo de almendra en Galicia durante la Edad Media pero se sabe que la carestía de este alimento le convertía en un lujo reservado a pocos. La primera noticia que se tiene del uso de este "bizcocho de almendra", al que hoy conocemos como Tarta de Santiago, procede de 1577 durante una visita de Pedro de Porto carrero a la Universidad de Santiago aunque por aquel entonces era denominada "torta real" la elaboración y la proporción de los ingredientes hacía pensar en lo que denominamos hoy en día "Tarta de Santiago". La primeras recetas fiables proceden de apuntes de Luis Bartolomé de Leybar que datan de 1838 bajo el epígrafe de "Tarta de Almendra".