"Eugenia de Montijo fue la española de más poder o con más influencia de su tiempo, podíamos decir que de los últimos siglos", dijo ayer la periodista e historiadora Pilar Eyre en el Club FARO. "La vida secreta de Eugenia de Montijo: la española que sedujo a Napoleón III" fue el título de la charla que le presentó la periodista de FARO Elena Ocampo y en cuyo marco hizo esta afirmación, citando a otras contemporáneas como Fabiola de Bélgica o, mirando hacia atrás, Catalina de Aragón, mujer de Enrique VIII.

Sometida a una larga entrevista ante el público, Pilar Eyre no ocultó su admiración por esta granadina. "Las aventuras de la española que ha tenido más influencia a lo largo de la última historia son propias de una vida apasionante -dijo-. Próspero Merimée se basó en ella para escribir Carmen, estuvo en la instauración del imperio en México y en el canal de Suez, inventó modas, colores, muebles, trató de gastronomía y maquillaje..."

La periodista, que en alguna entrevista anterior afirmó que Eugenia da más potencial novelístico que Sissi Emperatriz y que Cleopatra, no quiso decir con quien le unió una gran pasión para no revelar un secreto de su novela, "Pasión imperial" , en La Esfera de los Libros, que trata sobre la vida secreta de esta emperatriz, aunque aceptó de su presentadora que era alguien relacionado con la construcción del canal de Suez.

Nada por España

Afirma Eyre que por España no hizo nada especial salvo dejar toda su fortuna a los duques de Alba, sus sobrinos, pero que cambió París de arriba abajo, haciendo construir la red de alcantarillado que la convirtió en la ciudad más moderna y sana del mundo. A una pregunta sobre su modo de ser respondió que "era deslenguada, como suele ser habitual entre los aristócratas, por cierto. Y consiguió mantenerse pura hasta los 27 en un ambiente libertino encabezado por su madre, lo cual tiene su mérito".

Fue, según Eyre, "absolutamente moderna, una gran viajera abierta al mundo que hablaba varias lenguas y departía con intelectuales y gitanos. ¡Fue la primera mujer que acudió a un gimnasio de hombres y aprendió incluso, a boxear!". Y añadió otro rasgo de su carácter: "Era ambiciosa, y consiguió casarse con el emperador, que era su gran meta, auspiciada pro su madre. Aunque luego este triunfo tuvo sabor a cenizas".

Pilar Eyre explicó una de las razones por la que investigó sobre ella: "Era un personaje secundario de mi anterior libro sobre Ena, la que fue reina de España, su ahijada, y me di cuenta de que esa mujer lista, intrigante y llena de interés, que nada tenía que ver con las versiones edulcoradas que se nos habían servido hasta ahora; que requería mi atención".

Él le fue infiel desde el viaje de bodas ¿le devolvió ella los cuernos?, le preguntaron. " No le afectaban –dijo porque no le amaba. Se casó sólo para ser emperatriz. Y le venía bien que se entretuviera para así ella poder mangonear en la política". Y ¿qué hizo para seducir a Napoleón III? A esta pregunta respondió que, aparte de unas cartas muy bien escritas (por Merimé), negarle acceso carnal antes del matrimonio. "¿Cómo se va a su habitación?", le preguntó él. "Pasando por la capilla, sire", dijo ella. "Fue el himen a cambio de una corona. Napoleón se casó con ella para obtener su virginidad. Así de simple".

"La señorita Eugenia de Montijo continúa siendo señorita?» Así se mofaba la prensa amarilla de la época (1853) de la española que Napoleón III había escogido para ser su esposa y emperatriz de Francia –dijo– , y ahora se escandalizan ustedes con la actual. Porque, a sus 27 años, Eugenia de Guzmán y Kirkpatrik, condesa de Teba, hija de los condes de Montijo, arrastraba fama de ser la aventurera más ambiciosa y falta de escrúpulos de Europa. Como escribió Próspero Merimée en Le Moniteur, aludiendo al poderoso atractivo sexual que Eugenia ejercía sobre los hombres: "La boda del emperador es el resultado de una erección y no de una elección".

De complicada vida íntima, moviéndose en un ambiente lujoso, con influencia incuestionable en la evolución de las mujeres europeas, y un carácter rebelde y excéntrico,