Nada más pisar territorio israelí, el clown gallego Iván Prado, fundador de la ONG "Pallasos en Rebeldía", y su intérprete, la gallega con apellido árabe Laia T. –el artista prefiere no facilitar el apellido para evitar posibles represalias contra la familia, que tiene en territorio árabe– fueron detenidos, interrogados y deportados desde el aeropuerto de Tel Aviv por cuestiones de "seguridad nacional". "Nos trataron como a criminales", aseguraba ayer el payaso desde Barcelona, donde se reunió con un abogado para emprender acciones contra las autoridades israelíes.

Todo sucedió el lunes pasado. "Al pasar por el control, una funcionaria, al ver que Laia tenía pasaporte árabe, llamó a seguridad", relata Prado. Así comenzó un periplo de sala en sala del aeródromo que acabó a media noche en un centro de internamiento para inmigrantes, antes de ser extraditados. "Nos interrogaron agentes de la policía del aeropuerto, de Tel Aviv, del MUSAD..., siempre por separado y en inglés, y sin un abogado ni un intérprete delante a pesar de que haberlos pedido. Y siempre las mismas preguntas: quiénes éramos y el motivo del viaje", explica Prado. Cuándo el artista preguntaba qué sucedía, la respuesta era siempre la misma: "National Security", "National Security". Y por razones de seguridad nacional fueron cacheados y se le exigió la clave de acceso a su correo. "Me negué, claro", afirma. Ayer, éste tenía más de 300 mensajes de apoyo, entre ellos, de artistas como Leo Bassi y Jorge Blas.

Tras más de cinco horas de interrogatorio, fueron conducidos a un centro de internamiento para inmigrantes. "Cuando me metieron en un furgón blindado y me vi en esa celda, sin saber por qué ni hasta cuándo me asusté", confiesa. El martes, a las seis de la mañana, fueron trasladados de nuevo al aeropuerto. "Volamos sin pasaporte. ¡La policía se lo entregó a una azafata!", se queja.

Ésta no es la primera vez que Prado viaja a Palestina, donde desarrolla un programa con artistas locales ni será la última. "El MUSAD sabe lo que hacemos allí. Lo sabe todo. Nos han amenazado con prohibirnos la entrada en cinco años, pero yo voy a acudir a la Embajada en Madrid. La población palestina está sufriendo lo que sufrieron los judíos en Polonia. Y esto no es ponerse del lado de un bando, sino del de la humanidad", asevera.