El trabajo que Esperanza, Serafín, Margarí y sus restantes ocho compañeros de faena de la especie asnal realizan con colectivos en desventaja psíquica, física o social, ha llegado allí donde médicos y psicólogos nunca habrían soñado mediante los métodos científicos tradicionales.

Las propiedades terapéuticas derivadas de la interacción con burros ha alcanzado sorprendentes resultados que se pueden notar tras cada sesión, explica la psicóloga clínica y directora de bienestar social de la asociación Andrea, Elsa Pérez. "Las familias nos cuentan los avances producidos, que se dan tanto a nivel psíquico como físico", redundando en la mejora de las condiciones de vida de las personas discapacitadas.

Los logros más importantes se producen en el plano afectivo, estimulando el desarrollo de la autoestima, autonomía, socialización y emociones saludables; principales barreras contra las que luchan las personas con trastornos de alzhéimer, autismo, down, esquizofrenia o hiperactividad. En el terreno físico, los avances se centran en el fomento de la memoria, la orientación, el equilibrio, la coordinación y la psicomotricidad.

Las claves del éxito residen en el carácter afable y afectivo de la especie asnal, cuyas interacciones con las personas son "muy directas, llegando a reflejar tus propios rasgos y conductas", apunta Elsa Pérez, lo que posteriormente se convierte en material de trabajo y estudio para los psicólogos clínicos de la asociación. Además, la capacidad colaboradora, memorística y observadora de los burros permite una comunicación no verbal muy intensa, que relaja y desestresa a los pacientes.

La asinoterapia no tiene otros precedentes en toda España más allá de la experiencia desarrollada por la asociación Andrea en el municipio de Allariz.

Pese a la existencia de este vacío, la utilización terapéutica de burros está testada científicamente por diversas universidades y hospitales extranjeros, como la Universidad de Los Ángeles (UCLA) o el Mount Sinai Hospital de Nueva York, en donde se aplican equinoterapias a los pacientes que van a ser operados de enfermedades que revisten gravedad, para que disminuya su estrés y aumente su optimismo.

Sin embargo, parece que la "barrera de los Pirineos impide que nos lleguen todos estos avances", bromea con resignación David Lema, presidente de la asociación Andrea.

En estos momentos, la asociación desarrolla su actividad con el apoyo del concello de Allariz en las instalaciones del ecoespacio municipal de O Rexo. En el plazo de uno o dos meses lo abandonarán para emprender un proyecto más ambicioso, en el que la asociación conjugará la asinoterapia con la recuperación del pueblo abandonado de San Salvador de Penedos (Allariz) y con la creación de un "bosque comestible" con árboles y arbustos frutales, para desarrollar la agricultura tradicional.

A pesar de la carencia de estudios actualizados sobre el número de burros conservados en Galicia, se estima que en la actualidad no superan los 5.000. Estos datos suponen una "regresión brutal" en comparación con los 26.000 ejemplares contabilizados a inicios de los años 90, explica David Lema, quien cree que "si no le encontramos un lugar al burro estará sentenciado a muerte".