“Don Juan de Borbón aceptó una conspiración para que los alemanes quitaran a Franco, lo pusieran a él de rey, y el precio era que España entrara en la guerra”. Esa fue una de las afirmaciones que ayer hizo Luis E. Togores, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de San Pablo-CEU, en su charla en el club FARO sobre “Yagüe, el general que conspiró contra Franco”.

Presentado por el catedrático de la Universidad de Vigo Luis Espada, Togores afirma que el papel filonazi de los monárquicos juanistas en la inmediata posguerra está documentado en el archivo de Muñoz Grandes, en el archivo de Yagüe, en el de Orgaz, el de Vigón, en archivos alemanes y en las memorias de Vegas Latapié.

Togores, autor de un grueso libro en La Esfera de los Libros, “Yagüe, el general falangista de Franco”, se centró sólo en una etapa de su vida en la que, desterrado por Franco en 1940 a su pueblo, San Leonardo, urdió tres conspiraciones para que España se sumase a Alemania en la II Guerra Mundial, derrocando a Franco. “Yagüe quería entrar en la Segunda Guerra Mundial con Alemania. Gracias a Dios no entramos. Creía que el Eje ganaría. Para eso se alió con los seguidores de Don Juan y con los nazis para derrocar a Franco y poner otra persona al frente de España. No salió porque los alemanes no se decidieron y al final pesó más España. A nadie le gustaba la idea de ser una especie de colonia de Alemania”, dice este historiador.

Activista incansable

Tras dar unos trazos que dibujaban la personalidad militar y la importancia que el general Yagüe tuvo en la guerra civil española (en la sublevación del 18 de julio fue clave, como su participación en la batalla del Ebro), Togores dejó clara su mentalidad en aquel tiempo: “Era -dijo- militar falangista puro, un germanófilo convencido y un conspìrador e intervencionista, es decir, partidario de entrar con Alemania en la II Guerra Mundial”.

Togores afirmó que Yagüe había conspirado al menos en cuatro momentos de su historia militar: tras la Revolución de Asturias de 1934, en la sublevación del ejército de África que dio origen a la guerra civil, en sus críticas al régimen franquista por apartarse del falangismo puro al acabar la guerra y cuando él mismo era ministro del Aire y, en cuatro lugar, en los 16 meses que estuvo desterrado por Franco a su pueblo, en los que estuvo en varias tentativas (que no pasaron de reuniones y palabras) para que España entrara en la II Guerra Mundial sustituyendo a Franco si era necesario. “Los monárquicos juanistas -dijo-, los alemanes y, en menor medida, los italianos, pensaron en utilizar su prestigio en favor de sus intereses y el General estuvo dispuesto a esto si servía a su causa”.

“Los primeros que se acercaron al Yagüe desterrado -explicó Togores- fueron la camarilla de monárquicos que se agrupaban en el entorno del pretendiente Juan de Borbón, padre del actual Rey, aunque entre los juanistas había quizás más aliadófilos. Su único propósito era traer la monarquía a España a cualquier precio y así recuperar los privilegios perdidos en la II república”.

Contó el historiador que emisarios juanistas se entrevistaron con los nazis buscando la entronización de Don Juan como mediador entre los vencedores y vencidos de la Guerra Civil, para conseguir una España más unida a favor de Alemania. No fructificaron esos contactos, ni siquiera cuando Yagüe estaba dispuesto a respaldarlos en un segundo movimiento.

El tercer movimiento sería el del mismo Yagüe proponiendo entronizar a Don Juan pero como “rey falangista”, con un Gobierno de falangistas ortodoxos. Incluso, según palabras del historiador, intentó otro incluyendo a Muñoz Grandes, al frente entonces de la División Azul. Tampoco fructificó.

Otro plan para forzar la salida de Franco del poder, según dijo Togores, también fue pensado por los azules, pero Girón y otros destacados falangistas se opusieron al entender que España no podía soportar una segunda guerra civil a la que estarían abocados si se sumaran a Alemania.