“¡Albricias!”. La tripulación de la carabela La Pinta, encabezada por Martín Alonso Pinzón y Cristóbal García Sarmiento, arribó ayer con éxito a Baiona, donde una multitud aguardaba expectante escuchar de boca de sus protagonistas la consabida noticia del descubrimiento de las Indias 517 años después.

La representación, acto central de los festejos de la Arribada, tuvo lugar en la playa de A Ribeira, donde una veintena de actores del grupo Non si teatro? dieron vida a los personajes, que consiguieron transmitir al público la magnitud del acontecimiento que en el siglo XV dio a Baiona un lugar en la historia.

Sergio Zearreta, vocalista del grupo Lamatumbá, actuó en el papel de regidor de la villa real, que, en el texto teatral creado por Avelino Sierra, acude a la playa a recibir a los navegantes llegados de ultramar.

Son los propios Pinzón y Sarmiento quienes relatan al pueblo, reunido en el arenal, las vicisitudes de su viaje a tierras extrañas, donde han descubierto gentes que van por ahí “como Dios les trajo al mundo”, con costumbres insólitas, que comen patatas y mascan unas hojas de tabaco “más acres que el veneno, que dan vómitos y sueño”, según dice el regidor, que se atreve a probarlas.

Los marinos, ante la incredulidad de los habitantes de Baiona, insisten en que las Indias son el “paraíso” y muestran una parte del cargamento de oro que llena las bodegas de La Pinta, sólo una pequeña parte de las riquezas que encierra el Nuevo Mundo recién descubierto.

Relatan entonces el viaje de vuelta, la tempestad a la que se enfrentan las tres carabelas en el entorno de las Azores y cómo Sarmiento endereza el rumbo de la nao para buscar refugio en el puerto baionés.

Prestos acuden a la playa dos mensajeros a caballo. Es preciso dar la buena nueva a los reyes de Castilla, los católicos Isabel y Fernando, coronados ahora como regentes de los nuevos territorios conquistados. Es hora de que los carpinteros del pueblo reparen La Pinta y que los vecinos ofrezcan refugio a la tripulación y a los tres indígenas que les acompañan en el barco, uno de ellos moribundo.

Una canción, interpretada por Zearreta, sirve de colofón a la obra que cada año incorpora novedades como esta que renueva y actualiza, bajo la dirección de Mónica Sueiro, el texto original.

“¡Albricias!, La Pinta ha llegado de ultramar” y Baiona aguarda ya con impaciencia que la historia vuelva a repetirse una vez más.

El público atesta las calles del casco antiguo

A pesar de los chubascos intermitentes que desde primeras horas de la mañana mantuvieron el ambiente húmedo en Baiona, vecinos y visitantes volvieron a atestar las calles del barrio histórico con la intención de degustar los productos que servían los numerosos puestos de comida del mercado medieval o de adquirir a buen precio alguno de los objetos que los artesanos ofrecían en sus tenderetes.

Los principales accesos a la localidad volvieron a colapsarse debido al incremento del tráfico y encontrar un hueco donde estacionar los vehículos particulares resultó complicado dada la masiva afluencia de visitantes.

Por ello, muchos fueron los que optaron por llegar a Baiona en alguno de los barcos que a lo largo de la jornada conectaron la localidad con el municipio vecino de Nigrán. Consiguieron así evitar los atascos y disfrutar de la jornada con tranquilidad.

Además de pasear entre los puestos del mercado, los visitantes, muchos de ellos ataviados de época, tuvieron oportunidad de conocer la labor de los marineros en el pasado mediante la exposición etnográfica que se ubicó en el vestíbulo del ayuntamiento. La Capitanía Marítima acogió otra muestra dedicada a los instrumentos de tortura medievales, cuyas piezas llamaron la atención de quienes se acercaron a verlas.

Una granja con animales, torneos de caballeros medievales, una muestra de cetrería y un parque infantil con juegos populares completaron la oferta de la última jornada de esta fiesta histórica.