Oiana comió ayer, por primera vez en nueve años, uvas. Un acto tan cotidiano e inadvertido para la mayoría de las personas es todo un triunfo para esta pamplonica de 32 años, que hace nueve sufrió un accidente de moto que afectó a su memoria, deglución y movimiento. Lleva sólo tres meses en el Proyecto Foltra y su mirada, dice su madre, tiene un nuevo brillo. Quizás el de la esperanza.

Jesús Devesa y su mujer Ana Peleteiro son el alma de este proyecto nacido en Teo, Santiago, en 2005 y que desarrolla un método basado en la aplicación de factores neurotróficos en la regeneración neuronal, lo que convierte al centro en pionero en Europa. Sus espectaculares resultados –como que un joven lesionado medular con sección completa motora C3-C4 pueda ya andar sobre un kilómetro diario con un andador o una chica recupere plenamente las funciones orofaríngeas tras quince años sin poder hablar ni comer– le han otorgado a Foltra un reconocimiento nacional e internacional, aunque sus limitados medios sólo les permiten atender a unos cincuenta enfermos.

La aplicación de factores neurotróficos que inducen a la proliferación de células madre neuronales es un planteamiento innovador que todavía no se realiza en la Sanidad pública. El equipo de investigadores que dirige el propio doctor Devesa en la Universidad de Santiago demostró que la combinación de la hormona del crecimiento, junto con fisioterapia y logopedia, hace posible la recuperación del daño neurológico quince años después de haberse producido.

El rostro humano en el que se traducen estos resultados es el de Raquel. Su historia es estremecedora pero tiene un final asombrosamente feliz. Con sólo diez años le detectaron un tumor cerebral en la zona del bulbo raquídeo. Se le extirpó con éxito, pero los padres fueron advertidos de las graves secuelas que le quedarían de por vida al haberse visto afectados tres pares craneales; Raquel se vio obligada a alimentarse por sonda, perdió el habla y tuvo que convivir con una traqueostomía permanente. A este calvario se le unían apneas del sueño que la obligaron a dormir conectada a un ventilador volumétrico.

Pese a esta situación, Raquel fue capaz de rematar el bachillerato con matrícula de honor, mantener resultados excepcionales durante toda la carrera y hacer el doctorado.

En este tiempo, su caso pasó por diversos centros nacionales e internacionales sin que apareciese una solución a sus múltiples problemas. En 2007 empezó un tratamiento en Foltra que, tras valorar su situación comenzó un tratamiento farmacológico combinado con fisioterapia y logopedia intensivas. En pocos meses pudo prescindir del ventilador nocturno al que llevaba unida 15 años y se le cerró la traqueostomía. Además, se logró que las cuerdas vocales volvieran a funcionar normalmente, ha hablar cada vez con más claridad y empezó a tragar con eficiencia alimentos. Raquel tiene ahora 29 años y una vida normal.

Estos impresionantes resultados fueron publicados en la revista sueca Journal of Rehabilitation Medicine, que acogió con elogios el artículo del grupo Foltra de investigación.

El investigador no quiere crear falsas expectativas en enfermos en situación similar a la de Raquel: "No todos responden igual al tratamiento, no podemos garantizar nada", advierte. Pero no es extraño que cuando Devesa se acerca campechano a sus pacientes de la humilde clínica ubicada en un chalet de Cacheiras, éstos le miren como a un dios.

Su fama ha trascendido fronteras y pronto recibirán a pacientes de México y Argentina. Aunque el centro se niega a confirmar nada, es un secreto a voces que entre sus pacientes se encuentra el príncipe Kardam –hijo del depuesto rey y ex primer ministro Simeón de Bulgaria– para recibir tratamiento tras un trágico accidente sufrido hace un año.