"El sentimiento de culpa es como un guardían de nuestra conducta que nos sirve de guía, un controlador de nuestros impulsos, aunque puede existir por defecto o por exceso. Es algo de lo que no se debe prescindir, pero tampoco abusar". Hablaba ayer así en el Club FARO la psicóloga Laura Rojas Marcos al principio de la charla que dio sobre las "Claves para dejar de sentirnos culpables" .

Presentada por Elena Ocampo, periodista de FARO, afirma la psicóloga que existen personas con ciertos niveles de psicopatía y que tienen muy poco nivel de culpa, como quienes ejercen su poder de forma extrema y les gusta provocar dolor; por el contrario, sentir culpa es tener sentimientos, por los que la culpa "es necesaria y saludable siempre que se mantenga la objetividad y una cierta capacidad para relativizar. Según esta lógica, la culpa es "un sentimiento que nos acompañará toda la vida", y que no es "un enemigo total y absoluto", sino un barómetro que nos ayuda a encarar la realidad de la manera más objetiva posible.

Recién publicado su libro, "El sentimiento de culpa" (Aguilar) , Rojas-Marcos se preguntó en la charla cuál era el origen del sentimiento de culpa?. "Hay estudios que afirman que es genético –explicó– pero también es aprendido. El ser humano ha creado a lo largo de la historia una serie de normas que nos ayudan a mantener el equilibrio, la armonía... Nuestra sociedad está muy basada en la culpa de modo que el castigo, el reforzamiento positivo o negativo es un recurso educativo de que se sirven los padres y es algo fundamental en la educación. Dicho de otro modo, ese sentimiento de culpa es inherente al ser humano pero puede surgir por numerosas razones porque en él influyen factores sociales, culturales, religiosos, familiares y personales".

Culpa real y falsa

El sentimiento de culpa lo adquirimos, según ella, por educación –" el oscurantismo de otras épocas fue decisivo en este sentido"– y está conectado con el sentimiento de muerte y autodestrucción. La psicóloga, que piensa que este sentimiento "nos puede robar hasta la última gota de tranquilidad y paz interior" pero está cambiando en algunos aspectos en la sociedad, sobre todo en la manera en la que vivimos la culpa individual, destacó la importancia de distinguir entre la culpa real, "de la que nos responsabilizamos" y la falsa, "cuando asumimos cosas que no nos corresponden, pero puede llegar a atormentarnos a niveles insospechados". Tras todo su trabajo de investigación, la psicóloga sevillana admite que la peor culpa es "aquella que no se puede restaurar", así como la falsa, ya que "uno siente que no tiene control para poder solucionar o arreglar la situación que se la produce".

Laura Rojas habló de la manipulación como una actitud muy ligada al sentimiento de culpa ("suele ser su otra cara"). "A menudo –dijo– es la manipulación a que nos someten los otros la que nos crea el sentimiento de culpa. Todos hacemos manipulaciones aunque la mayoría no son perversas. Pero las perversas son sumamente destructivas y utilizan el lenguaje verbal o no verbal para desestabilizar a su víctima. Son esos que se sirven del chantaje emocional para utilizar sus objetivos".

Afirmó Rojas-Marcos que pocas cosas están más relacionadas con el sentimiento de culpa que el perdón. "Donde hay culpa hay perdón y, como el sentimiento de culpa es algo que siente uno y no siempre es real, tan importante es perdonar a los otros como perdonarnos a nosotros mismos. "Cuando perdonamos a otra persona –afirma– nos esforzamos por entender qué la llevó a actuar de uuna manera determinada, por lo que para perdonarnos a nosotros mismos también debemos emplear una dosis de comprensión sobre nuestras propias conductas; no somos perfectos y está en nuestra naturaleza cometer errores y tomar decisiones desafortunadas".

Afirmó la psicóloga Rojas-Marcos que en las relaciones humanas los conflictos constituyen la regla, no la excepción y la cuestión no es si nos encontramos o no con conflictos sino cual es el mejor modo de tratarlos.