Más de 200 personas trabajan a diario en una de las obras de rehabilitación de mayor envergadura de los últimos años en Galicia, la del Teatro Fraga de Vigo. Su afán es ir recuperando de forma rauda un tiempo perdido que ha obligado a la Fundación Caixa Galicia -responsable de la restauración y acondicionamiento del edificio- a posponer la fecha de reapertura del nuevo teatro y sala de exposiciones. Si en un principio, la previsión situaba la inauguración en el mes de abril de 2010, la huelga de metal habida la pasada primavera obligó a barajar una nueva fecha: el próximo verano.

Lo confirmaban ayer el arquitecto de la obra, César Portela, y la directora de la Fundación Caixa Galicia, Teresa Porto, en una visita a las entrañas de la rehabilitación y a la caverna de uno de los puntos culturales de la historia de Galicia.

En esta cueva-obra difuminada por la oscuridad y el gris del cemento, comienza ya a vislumbrarse cómo será la futura edificación por dentro. César Portela aclaraba ayer que las modificaciones no serán extraordinarias ya que al tratarse de un edificio protegido es obligatorio respetar y mantener exactamente el espacio del Fraga así como la estructura antiguas del teatro y la sala de fiestas.

Donde sí habrá una importante transformación será en la entrada-vestíbulo, donde años atrás se vendían las entradas para el cine y se espera a entrar al mismo. El principal cambio será la altura del mismo que alcanzará los 15 metros con vistas internas a las cinco plantas del edificio intercomunicadas por escaleras transparentes.

Desde este vestíbulo -que también acogerá los servicios y salida de emergencia adaptados a la normativa actual- se podrá acceder tanto al teatro como al espacio que antiguamente ocupaba la sala de fiestas Nueva Olimpia.

Este nuevo espacio servirá para acoger exposiciones, celebrar conciertos u organizar eventos. Precisamente, la directora de la Fundación Caixa Galicia recalcó que será “polivalente” al igual que las restantes salas que se habiliten en las plantas del edificio.

La entrada a la antigua pista de baile de Nueva Olimpia se realizará tanto desde el vestíbulo del teatro como desde la calle Uruguay mediante un acceso totalmente transformado que simulará una pasarela de acceso al casco de un barco de madera teñido de rojo.

Las obras en esta zona (la antigua pista de baile) han descubierto la existencia en el suelo de una rosa de los vientos tapada durante décadas que volverá a quedar al descubierto para el disfrute de los visitantes.

El peligro del agua

Esta no ha sido la única sorpresa en los trabajos de rehabilitación. “Este ha sido un proyecto lleno de complicaciones”, comentaba César Portela. “Descubrimos vigas donde pensamos que no había porque no aparecían en los planos originales. El agua también ha sido un problema. Estas calles (Uruguay y colindantes) eran antes arroyos que desaparecieron superficialmente (con la urbanización). Sin embargo, cuando llueve puede entrarte una tromba de agua en el edificio. Para evitarlo, tuvimos que localizar las entradas de agua y darles salida. Localizarlas fue como descubrir un mundo nuevo”, explicó.