“Si Amancio Ortega hubiera ido a estudiar a Harvard no hubiera edificado quizás el imperio Zara porque sus decisiones rompieron con los criterios económicos al uso. Pero su fórmula de éxito fue el tándem entre emprendedor y el gestor, que era Castellanos”. Esa fue una de las afirmaciones, todas desmitificadoras o iconoclastas, que ayer se le oyeron a economista de tan larga experiencia directiva y nivel teórico como Jaume Llopis. Profesor del IESE, director en el pasado de empresas como Nestlé España, reflotador de otras como la Unión y el Fénix. consejero hoy de varias europeas y latinoamericanas...

Presentado por Javier G. Babé, presidente del Grupo Babé, el economista habló de “mitos y mentiras en la dirección de empresas” con una charla sembrada de ideas claras y estructurada en áreas como propiedad y poder, los consejos de administración, la empresa familiar, la dirección de personas, la productividad, las finanzas... “Los escándalos financieros y las estafas que han sido descubiertas últimamente -dijo- han tenido autores directos y una gran parte de responsabilidad está en los consejos de Administración, que no han realizado correctamente su labor de supervisar a sus primeros ejecutivos y las operaciones de las entidades financieras”. Para mejorar los consejos de administración hay que dar entrada, según afirmó, a miembros independientes de verdad, que no estén vinculados ni a la gestión ni a ningún grupo accionarial, a los que no se les pague demasiado, “para tener libertad e independencia para decir lo que piensan y no aceptar trampas como un orden del día amañado, escaso tiempo para hablar, informes inesperados e imposibles de evaluar... ¿Ustedes creen que con lo que cobran van a llevar la contraria al presidente?”.

Fusiones

Las fusiones son una trampa, dijo. “A la hora de la verdad -matizó-, no hay fusiones: hay compradores y vendedores, vencedores y vencidos, absorbentes y absorbidos. Cuando se produce una fusión, a corto plazo las cotizaciones suben, porque el inversor descuenta que la empresa será más competitiva y rentable en el medio plazo. Pero en el 70% de las fusiones que se han hecho en el mundo, se ha demostrado que a medio plazo no se ha aportado más valor para el accionista: sólo se han beneficiado quienes tenían información privilegiada o los especuladores a corto plazo, y han salido perdiendo las propias empresas, los inversores a largo plazo y los trabajadores, porque crean más paro”.

Llopis, que acaba de publicar en la editorial Deusto “Management by lies, mitos y mentiras en la dirección de empresas”, se refirió al caso de las familiares. “Es incierto -explicó- que sean por naturaleza más ágiles, con más capacidad de cambio y la espina dorsal de la economía del país. Es también mentira que en la empresa familiar se prepara bien la sucesión. Los fundadores suelen aferrarse al sillón hasta caerse redondos al suelo. ’Vámonos tu y yo a escupir sobre la tumba de mi abuelo’, me dijo un día un sucesor”.

Las finanzas

En el capítulo dedicado a las finanzas, afirmó que era falso que el precio de una empresa lo ponía el propietario. “Mi empresa vale tanto.... Mentira. Una empresa vale lo que otro está dispuesto a pagar por ella. Si no hay nadie que esté dispuesto a pagar nada por tu empresa, tu empresa no vale nada. Es tan falso como decir que los presupuestos deben ser cumplidos a rajatabla o que cuanto más grande es una empresa, más competitiva es, cuando en realidad lo importante es coger un nicho de mercado (geográfico o de producto) y ser el mejor”.

¿Y la planificación empresarial ? Dijo Llopis que “cuando empecé a trabajar en Grupo Agrolimen hace 40 años, se planificaba todo a 10 años. Eran entornos muy estables, donde no había grandes cambios. Poco a poco, las cosas han cambiado hacia entornos más dinámicos, y hoy en día la planificación a largo plazo ya no existe, que era una de las cosas más importantes que se preconizaba desde las teorías de management empresarial. Hoy la planificación ha muerto”.