Asegura que la mayoría de los productos enriquecidos que hay en el mercado no tienen detrás un estudio responsable que avale su eficacia. El endocrino del Hospital de A Coruña y profesor de la Universidade da Coruña Fernando Cordido aboga por una “dieta equilibrada” antes que alimentos con suplementos añadidos. Reacio al consumo de alimentos enriquecidos aboga por seguir una dieta variada y equilibrada para no necesitar ningún suplemento. El endocrino Fernando Cordido se muestra incrédulo ante los mil beneficios que prometen estos artículos, ya que asegura que prácticamente ninguno llega avalado por un estudio científico serio. Pero siempre hay excepciones. “Lo único demostrado es que hay algunos yogures que logran reducir algo el colesterol”, sostiene este médico del Hospital de A Coruña.

-El mercado ofrece cada vez más alimentos enriquecidos, ¿realmente son necesarios?

-En absoluto. Si seguimos una dieta variada y equilibrada ya ingerimos las vitaminas y minerales necesarios para el organismo. No hace falta recurrir a suplementos y de hecho tendremos más ventajas ya que normalmente los artículos más ricos en vitaminas tienen un menor aporte calórico y por tanto, previenen la obesidad.

-¿Cuál es la dieta ideal para no necesitar suplementos?

-A la hora de tener las vitaminas y minerales recomendados lo importante es consumir mucha y productos lácteos. Pero el objetivo es que sea variada y para ello hay que tomar también cereales, carne, pescado y aceite de oliva.

-La nueva generación de alimentos promete numerosos beneficios para la salud pero, ¿es real su eficacia?

-En la mayoría de los casos no porque, pese a que incluyen componentes que se ha demostrado que son beneficiosos para la salud, extrapolan los datos y las dosis que ingerimos no se corresponden con las que realmente necesitaríamos tomar para que esa sustancia cumpliera su función.

-Es decir, que en la mayoría de los casos tomar un yogur enriquecido no va a mejorar nuestro estado de salud.

-Efectivamente. La industria alimentaria trabaja para ofrecer artículos más sanos pero normalmente suelen tener muy poca base. Incluyen elementos saludables pero las dosis suelen ser mínimas.

-Algunos hasta garantizan que bajan el nivel de colesterol o la tensión arterial, refuerzan las defensas...

-No hay nada demostrado, lo único que sí está garantizado es que algunos yogures de beber pueden llegar a tener un efecto reductor contra el colesterol. Estos artículos sí tienen estudios detrás que confirman su eficacia. Lo mismo ocurre con los refrescos light o la leche desnatada, por ejemplo, está demostrado que como tienen menos calorías y grasa ayudan a no engordar. En este caso es muy importante que la gente mire las etiquetas de los productos, analice las calorías que un artículo tiene por cada 100 gramos y lo compare con otro que ya conoce para ver si le conviene.

-Pese a que su eficacia no está demostrada, cada vez más gente demanda estos productos.

-Sí, porque la población actual cada vez está más preocupada por su salud y la industria lo sabe. Ellos buscan ofrecer artículos más sanos pero, a veces, no es más que cuestión de marketing. Lo que está claro es que los alimentos funcionales no son productos milagro, no te vas a tomar uno y se te va a curar algo. Lo primero y más importante es comer sano.

-¿La legislación española no obliga a controlar que lo que anuncian estos productos sea realmente cierto?

-Estos alimentos pasan unos controles como el de la Agencia de Seguridad Alimentaria pero claro, no están tan controlados como los medicamentos, en donde se hacen pruebas, ensayos clínicos que demuestran su eficacia. En la alimentación no hay este procesos. En Estados Unidos ocurrió con los suplementos vitamínicos. Casi no tenían controles y luego se descubrió que además de las vitaminas incluían sustancias no aconsejables.