Un óptimo interlocutor, un fiable compañero de viaje en la senda común del conocimiento, del arte y de la cultura. Así definió ayer Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta, a Miguel Von Hafe, nuevo director del Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC). El portugués se convierte en el primer responsable extranjero en asumir este cargo. Con él se abre una nueva etapa en la que, según afirmó ayer durante la presentación de su cargo, trabajará para convertir el CGAC en un centro de “difusión de conocimiento” y potenciarlo para que se pueda “expandir” y darle “visibilidad” en otras ciudades gallegas, así como en el resto de España, Portugal y Sudamérica. Es la primera vez que se emplea un concurso público para escoger al máximo encargado del centro.

-¿Cómo asume esta nueva etapa y este nombramiento al frente de una institución gallega?

-Estoy muy ilusionado y tengo deseo de empezar a trabajar cuanto antes. Mi entrada trae una visión para el centro diferente a la de los directores anteriores, pero también se dará continuidad al carácter de relevancia social que tiene el organismo. Mi idea es consolidar esa posición para el CGAC. Ahora pertenecemos a una corporación del noroeste peninsular que agrupa también al Museo de Arte Contemporánea de Vigo (MARCO), entre otros, lo que le permitirá asumir nuevos retos y alcanzar un identidad propia.

-¿Qué cambiará en esta nueva etapa?

-Se abre un ciclo nuevo ambicioso. No me gusta hacer juicios de las actividades que se realizaron en el pasado, sino que prefiero trabajar mirando hacia el futuro e incluso pensando en carácter internacional que puede adquirir el centro. A esto se llega con una colección importante no solo de fondos propios sino también de piezas que se puedan adquirir en ARCO.

-¿Ya ha pensado en una posible programación para el CGAC?

-Si no hubiera pensado estaría mal. El futuro vendrá marcado por el trabajo que se pueda realizar en el edificio y las posibilidades de oferta artística y cultural para la ciudad. Lo importante es realizar acciones basadas en la calidad.En febrero empezaré con la programación de nuevas exposiciones. Mi máxima está en trabajar mucho, establecer contactos internacionales y buscar la manera de rentabilizar el arte.

-Es el primer extranjero al frente del CGAC. ¿Siente mayor responsabilidad?

-También la sentiría si tuviera que dirigir un centro en mi país. Somos casi como hermanos y esa responsabilidad la tendría en cualquier parte del mundo.

-¿Quizá porque la cultura es universal?

-Al final lo que importa realmente es la cultura y no la nacionalidad que tengas. A un pintor o a un escultor lo que debería importarle es la definición de artista y no pensar en denominarle artista gallego. Muchas veces se tiene conciencia de lo local, pero en realidad lo más importante es su carácter internacional.

-¿Entonces se deberían omitir algunas ‘etiquetas’?

-La cultura juega un papel fundamental en la globalización y está por encima de las marcas individuales. Lo primordial es ser artista e ir más allá de la identificación o de ubicar un trabajo concreto. Para algunos la biografía es importante en sus creaciones, pero para otros no significa nada.

-¿Por qué el arte contemporáneo?

-No me interesan las obras clásicas o de fácil asimilación porque no crean inquietud. A mí me interesan los trabajos que despiertan curiosidad en el espectador. En su tiempo ya se valoraron los estilos más clásicos y, si realmente es arte, perdurará en el tiempo. Si solo se habla de una cuestión epocal, entonces sobre esa creación recae más el concepto de documento.