Fina Acuña padeció en dos ocasiones cáncer de mama. La primera vez se lo diagnosticaron en 1999, cuando tan solo tenía 30 años; la última, en 2006. Ante la falta de información que había de la patología en la sociedad, Acuña creó en 2001 la Asociación de Diagnosticados de Cáncer de Mama de Pontevedra (Adicam), de la que es presidenta. Pensar en sus hijos y en su familia le dieron la fortaleza que necesitaba para superar la enfermedad.

-¿Cómo recibió la noticia de que padecía cáncer de mama?

-Me entristeció mucho porque era joven y a causa de una mastectomía tuve que dejar mi trabajo en la hostelería. Además, en aquel año había muy poca información y lo que se escuchaba en la calle no era la realidad. Los tratamientos eran muy agresivos y cambiaban tu vida. Para el segundo diagnóstico, hace tres años, la cirugía era ya menos agresiva y la calidad de vida fue mejor.

-¿Le costó superar la enfermedad?

-No todos somos iguales y a cada persona le afecta de una manera. En mi caso, superé la enfermedad al pensar y luchar por mis hijos. Querer que mi familia lo pasara mejor no me hizo pensar tanto en mí y saqué más fuerzas para superar el cáncer. El apoyo de la familia y la comunicación es fundamental para superarlo. En estos casos no se puede esconder nada.

-¿Qué es lo más difícil de esta dolencia?

-Hay personas a las que les impacta la caída del pelo y a otras, que le quiten las mamas. Cuando empiezas con la quimioterapia y empieza a caerte el pelo lo mejor es cortártelo rápido para no tener la sensación de que se te cae a mechones y andar con un gorro o una pañoleta. Hoy en día la gente de la calle no se fija porque existen todo tipo de peinados. Además, cada vez se está avanzando más y las terapias son menos agresivas.

-¿Es recomendable hacer pública la enfermedad o esconderla?

-Depende del entorno en el que te muevas. En los pueblos todos los vecinos te paran por la calle para preguntarse, pero en las ciudades no hay esa presión. Cantantes como Luz Casal, que lo han hecho público, son un ejemplo de mujeres valientes que no lo han escondido.