Rechaza la idea de que los niños superdotados adelanten curso mientras que asegura que quienes repiten, no suelen tener ningún problema con sus nuevos compañeros. El psicólogo Manuel Castro Bouzas, del Colegio de Psicólogos de Galicia, analiza los pros y los contras de estudiar en un curso que no corresponde por edad.

–Casi 40 niños gallegos adelantan curso este año por sus altas capacidades intelectuales. ¿Es una medida recomendable para estos alumnos?

–No estoy de acuerdo con esta medida. Los alumnos superdotados son niños con un coeficiente intelectual más alto de lo habitual pero que desde el punto de vista emocional y de conducta social se comportan como cualquier otro de su edad. Al adelantar curso van a estar con personas más mayores, lo que no es el entorno social más adecuado. Esta medida es negativa para ellos a corto y medio plazo.

–¿Qué habría que analizar para tomar esta decisión?

–Pues no sólo su rendimiento académico sino el grado de maduración del alumno, ver la evolución de su esfera social y afectiva. El objetivo es educar a las personas para que adquieran competencias de forma integral, no sólo en algunas áreas. Llama la atención que nadie piense en adelantar de curso a quienes destacan en lo deportivo, sólo a quienes resaltan intelectualmente.

–¿Los mismos aspectos negativos se pueden aplicar a quienes repiten curso?

–En absoluto. Desde el punto de vista social, los repetidores les llevan un año a sus compañeros de aula y por tanto, se puede decir que tienen ventaja al poseer unas destrezas sociales que los pequeños no tienen. En el caso de los superdotados son los pequeños los que entran a formar parte de un grupo de mayores. Además, repetir incluso les da ventajas en lo académico ya que tienen una segunda oportunidad para dar los mismos contenidos o sacar mejor nota que el resto en aquellas materias que ya tenían aprobadas.

–Entonces, ¿cuál es la mejor alternativa a adelantar de curso a los superdotados?

–Las clases de refuerzo. Igual que los estudiantes que van mal tienen unas clases de apoyo fuera del horario lectivo, los niños con altas capacidades tienen que tener una adaptación curricular. Esta medida no afectaría de ningún modo a la evolución social y personal del pequeño. Lo que está claro es que antes de pasar a un niño de curso hay que analizar de forma cuidadosa todos los prejuicios y beneficios que esta decisión, que está en manos de los padre, puede causar.