"En su punto de picante y de cocción"; así de positiva fue la valoración generalizada de los comensales que asistieron, ayer, a Porriño para degustar una tapa de callos. Los más madrugadores se acercaron a la Praza de San Sebastián a las nueve de la mañana para llevarse a casa en una tartera el plato gastronómico porriñés. Sin embargo, los primeros en probarlos en el recinto de fiestas fueron dos vecinos de Nigrán que, a las diez y media de la mañana, se atrevieron a desayunar una ración con su taza de vino blanco.

Las cazuelas eléctricas que usó este año el equipo de Frigolouro comenzaron a funcionar a las dos y media de la madrugada, durante seis horas se cocieron lentamente 1.575 kilos de vientre de ternera, 825 kilos de pata de ternera, 2.300 kilos de garbanzos remojados, 300 kilos de lacón curado, 250 kilos de chorizo, 700 kilos de sofrito y la cantidad de agua se añadió "a ojo" explica el cocinero Alejandro Alonso, que lleva 22 años trabajando en fiestas gastronómicas. Preguntándole por el secreto del éxito de este plato, Alonso explica que "hay que cocinarlos lentamente" y que también es importante calcular el punto de picante y de especias.

En total se prepararon 16.600 raciones. La mayoría de los asistentes optaron por llevarse los callos a casa, en "taper" o en cazuela, prefirieron degustarlos con la familia sentados a la mesa. "Así non teñen que vir todos aquí, veño eu só e lévollos a todos" afirma José Rodríguez, un vecino de la parroquia porriñesa de Atios que hacía cola en una de las dos filas habilitadas para "los callos de llevar" que se vendieron a 4 euros la ración. La lluvia generó que la mayoría se decantase por llevárselas y por eso no hubo aglomeración en el recinto de fiestas que este año se vió ampliado al haberse derrumbado una casa para ampliar la plaza.

Entre las autoridades asistentes se encontraba la delegada de la Xunta de Galicia en Vigo, Lucía Molares, o el alcalde de Salceda de Caselas, Marcos Besada, quien bromeó con el regidor porriñés, Raúl Francés, sobre el "pique sano" que mantienen ambos municipios por compartir plato gastronómico".

El pregonero de este año fue, como señaló el alcalde porriñés, "alguén da casa". Joaquín Diz, alias "Cuquín", un funcionario que trabajó en el ayuntamiento de Porriño, exactamente, durante 50 años y un día. Optó por vestirse de cocinero y en su discurso habló de la relación con los callos en su infancia y de los bares, en que se sirven.