La vergüenza de unos padres que se plantean devolver a su hijo adoptado; la de un niño que ha pasado por tres familias diferentes sin llegar a encajar en ninguna y la de una madre que ha cruzado medio mundo para saldar una deuda consigo misma y con el pequeño cuya custodia retiraron un día. David Planell (Madrid, 1967) ha retratado en La vergüenza a un grupo de personajes en una mañana de sus vidas, gentes que en el film se mueren de vergüenza por sentir lo que sienten. Esta cinta, triunfadora en el Festival de Cine de Málaga–Biznaga de Oro y premio al mejor guión–, afronta desde hoy la prueba de fuego, el verdicto del público en los cines.

Las 46 copias distribuidas por toda España –incluidas las tres de Galicia repartidas por Vigo, Santiago y A Coruña– suponen un buen número para una ópera prima como director de largometrajes de David Planell, guionista junto a Gracia Querejeta de Siete mesas de billar francés; así como de algunos capítulos de “El comisario” y “Hospital Central”.

Planell confía en que los premios logrados en Málaga convenzan al público; pero no sueña con milagros que por derecho merece una película de sobresaliente confección de guión y personajes, con más que notables interpretaciones a cargo de Natalia Mateo (Lucía), Alberto San Juan (Pepe) y Norma Martínez (Rosa).

“El cine es muy complicado actualmente. El premio da mucha euforia pero un festival es un oasis que no tiene que ver mucho con la realidad después”, explica Planell quien se inició en el cine como guionista escapando de la tortura psicológica de la dirección. “Ahora ya me toca sufrir porque soy director”, comenta el autor que moldeó a la pareja protagonista del film como “un alter ego, como mi yo llevado a los extremos”.

Respecto a la pareja y la familia, añade David Planell que “son una convención y es verdad que muchas veces no estamos preparados para formarlas. La conclusión final del film es cuestionarnos cómo vamos a ser buenos padres si en realidad no hemos podido triunfar como pareja ni como personas”.

Para una excelente Natalia Mateo (El patio de mi cárcel, Azuloscurocasinegro, Siete mesas de un billar francés), una de las actrices preferidas de los cortometrajistas españoles, su personaje de Lucía “es una mujer muy asustada, fría, que está intentado proteger a su familia de una catástrofe. Está muy concentrada en no destrozar lo que ha conseguido hasta ahora y, a la vez, está equivocándose”.

Para reforzar el argumento, el personaje de Brandon Lastra (el niño Manu) quien sufre en casa y en el colegio el estigma de ser peruano, adoptado y no querido con una única válvula de escape, su cuidadora –Rosa, interpretada por una magnífica Norma Martínez–.