Estos son algunos de los resultados preliminares de un estudio sobre la adaptación social y económica de los hijos de inmigrantes en colegios públicos y concertados de Madrid, realizado por profesores de las universidades de Princeton (New Jersey), Pontificia de Comillas, y Clemson (Carolina del Sur).

Para este estudio, "segunda generación" son los hijos de padre o madre extranjeros nacidos en España, mientras que "generación 1,5" son los nacidos en el exterior pero asentados en España antes de los 12 años.

La encuesta se concentró en 3.375 adolescentes de entre 12 y 17 años, de ambos sexos y de todas las nacionalidades de origen, estudiantes de 125 colegios públicos y concertados de Madrid, excluyendo colegios privados de pago.

Según el estudio, los nacidos en España representan solo el 13 por ciento, lo que quiere decir que la segunda generación en Madrid es aún muy joven, y está compuesta sobre todo por la generación 1,5.

Entre los resultados del informe cabe destacar que la abrumadora mayoría de los hijos de inmigrantes domina el castellano, con el 96 por ciento que dice hablarlo perfectamente o bien, en parte porque casi el 70 por ciento proceden de países latinoamericanos.

Además, los alumnos de colegios concertados tienen padres con niveles de educación algo superiores a los de colegios públicos, aunque la inmensa mayoría trabaja en ocupaciones manuales de baja remuneración.

Según el estudio, las relaciones entre padres e hijos inmigrantes son buenas, aunque el hecho de que un 15 por ciento tenga serias quejas contra sus padres sugiere que una minoría experimenta importantes problemas de disonancia cultural y enfrentamiento inter-generacional.

Otro importante apartado del estudio se centra en las aspiraciones y expectativas educativas y profesionales y revela que éstas suelen ser relativamente modestas.

Así, el 53 por ciento aspira a lograr una educación universitaria, pero solo el 23 por ciento de estos confía realmente en acceder a ella; mientras que sólo el 9 por ciento aspira a realizar estudios de posgrado.

En este aspecto, existen claras diferencias entre alumnos de colegios públicos y concertados; los primeros tienen aspiraciones y expectativas significativamente más bajas que los de los concertados.

Las aspiraciones laborales reflejan la misma tendencia.

Preguntados por qué ocupación querrían desempeñar de mayores, el 26 por ciento de los alumnos de colegios públicos seleccionó trabajos de nivel bajo o medio y poco más de un tercio confiaba en llegar a ocupaciones "altas", profesionales o de gerencia.

Por contra, casi la mitad de los alumnos de los colegios concertados tiene aspiraciones ocupacionales altas.

Otro aspecto revelador de la encuesta es que la mayoría de los estudiantes en colegios públicos informa sobre la existencia de pandillas y de frecuentes peleas inter-raciales e inter-étnicas en sus centros; un problema que también está presente en los colegios concertados, pero en menor medida.

Por otra parte, los resultados de la encuesta revelan que la identidad nacional es mucho más relevante que la religiosa, ya que más del 85 por ciento de los adolescentes la declara importante, frente al 69 por ciento que afirma lo mismo respecto a la religión.

Es en este apartado del estudio en que se revela que sólo un 30 por ciento de estos jóvenes población se considera español; el resto se sigue identificando con su nacionalidad de origen.

Esta falta de incorporación cultural al país de destino se refleja también en respuestas a la pregunta sobre el país en que quisieran vivir cuando sean mayores.

Así, un 27 por ciento responde que en España, proporción similar a los que preferirían vivir en Norteamérica; lo que sumando a quienes quisieran vivir en otros países de Europa, supone que más del 40 por ciento prefiere vivir en otro país.

No obstante, cabe destacar que la "generación 1,5" -los nacidos en España- casi la mitad quiere quedarse aquí.

También las opiniones sobre España tienden a ser más favorables entre los nacidos en el país, pero no por mucho: casi el 80 por ciento de los nacidos en el extranjero no cree que "España sea el mejor país para vivir", pero tampoco los cree un 60 por ciento de los nativos.