"Es necesaria una acción firme y concreta, a nivel nacional e internacional, para prevenir y eliminar todo tipo de discriminación y de intolerancia. Hace falta, sobre todo, una amplia obra de educación, que exalte la dignidad de la persona y tutele todos los derechos fundamentales", dijo el Papa durante el rezo del Regina Coeli, el rezo que sustituye al Ángelus en el tiempo de Pascua.

"La Iglesia, por su parte, cree que sólo el reconocimiento de la dignidad del hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, puede constituir una referencia segura para tal compromiso. De este origen común, de hecho, emana el destino común de la humanidad, que debería suscitar en todos y cada uno un fuerte sentido de solidaridad y responsabilidad", añadió.

Benedicto XVI dirigió el rezo del Regina Coeli desde la residencia papal de Castel Gandolfo, próxima a Roma, donde el Obispo de Roma conmemora hoy el cuarto aniversario de su Pontificado, después de celebrar su 82 cumpleaños el pasado jueves.

Según el Papa, la conferencia de la ONU que arranca mañana en Ginebra, también conocida como "Durban II", es una "iniciativa importante porque aún hoy, a pesar de las enseñanzas de la historia, se registran deplorables fenómenos".

"La Declaración de Durban reconoce que 'todos los pueblos y las personas forman una familia humana, rica en diversidad. Ellos han contribuido al progreso de las civilizaciones y de las culturas que constituyen el patrimonio común de la humanidad... La promoción de la tolerancia, del pluralismo y del respeto puede conducir a una sociedad más integradora'", dijo el Pontífice.

"A partir de estas afirmaciones, formulo mis sinceros votos para que los delegados presentes en la conferencia de Ginebra trabajen juntos, con espíritu de diálogo y de receptividad recíproca, para poner fin a toda forma de racismo, discriminación e intolerancia, firmando así un paso fundamental hacia la afirmación del valor universal de la dignidad del hombre y de sus derechos", añadió.