El Papa celebró ayer su 82 cumpleaños junto a su hermano Georg en la residencia pontificia de Castel Gandolfo, situada a pocos kilómetros de Roma, a la que se ha trasladado para descansar unos días. En esta residencia pontificia recibió felicitaciones y regalos llegados de todo el mundo.

La celebración fue muy distinta de la del año pasado, que cayó en plena visita pastoral a Estados Unidos. De hecho, el Pontífice celebró su 81 cumpleaños en la Casa Blanca, junto a George W. Bush y su familia.

En declaraciones a Radio Vaticano, el cardenal prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales del Vaticano, Leonardo Sandri, deseó al Papa “un largo Pontificado” para que el mundo y la Iglesia puedan seguir recibiendo su “testimonio de la verdad” y de “amor”.

A través de sus enseñanzas, Benedicto XVI quiere hacer ver que “sin amor por la vida, sin la construcción de la familia cristiana, el mundo va perdiendo poco a poco el sentido de la verdadera felicidad, el sentido de Dios. Falta Dios y en el mundo surge esta especie de angustia, de nihilismo, de falta de sentido”, señaló Sandri.