Hacía mucho tiempo que muchos historiadores sostenían que la endogamia fue la causante del fin de la dinastía de los Austrias en España, que dio paso a Los Borbones al morir sin descendencia, en 1700, el último rey de la dinastía de los Habsburgo, Carlos II, apodado el Hechizado por su constitución débil y enfermiza. Ahora, el catedrático de Genética de la Universidad de Santiago Gonzalo Álvarez Jurado y sus colegas Celsa Quinteiro y Francisco Ceballos han realizado el primer estudio que aplica la genética a una dinastía española y que demuestra que efectivamente la consanguinidad fue un factor clave en la extinción de la rama española de los Austrias.

Valiéndose de un árbol genealógico que se remonta a 16 generaciones anteriores a Carlos II, hijo de Felipe IV y Mariana de Austria, y que incluye a 3.000 individuos, el equipo de investigadores gallegos calculó los coeficientes de consanguinidad -que indican la proporción de genes idénticos que se recibe del padre y de la madre- aplicando un programa informático con agorismos.

“Una de las conclusiones es que Carlos II, a pesar de ser hijo de tío y sobrina, tenía un coeficiente de consanguinidad de más de 0,25, lo que quiere decir que más del 25% de su genoma estaba en homocigosis (la secuencia de un cromosoma es exactamente igual a la secuencia del cromosoma homólogo), lo que explicaría las enfermedades que padeció desde niño y que le impidió tener descendencia a pesar de haber contraído matrimonio en dos ocasiones”, explica Álvarez Jurado.

Según los resultados de este estudio, que se publica en la revista “Plos One”, Carlos II, Carlos II, que era raquítico y estéril, padecía hipófisis de la glándula del crecimiento entre otras y acidosis renal. “Son enfermedades que hoy podemos confirmar porque las conocemos. Y ahora sabemos que éstas son dos enfermedades achacables a mutaciones genéticas recesivas que se heredan de los progenitores”, explica Álvarez Jurado.

El estudio genético, que los investigadores gallegos van a aplicar también a la otra rama de la dinastía, la austriaca, y a los Borbones contemporáneos de Carlos II, corrobora asimismo que la costumbre de las antiguas dinastías reales de casarse entre familiares próximos para mantener el poder es la causa también de la alta tasa de abortos y de mortalidad infantil en las familias reales.

La infanta Margarita (1651-1673), protagonsita de “Las Meninas” de Velázquez, no tuvo los mismos problemas de salud que su hermano el rey y tuvo descendencia: cuatro hijos, aunque sólo sobrevivió María Antonia. La consanguinidad explicaría también esta mortalidad, ya que la infanta se casó con el hermano de su madre, Leopoldo I de Austria.