El Papa Benedicto XVI aseguró ayer que la resurrección de Jesús no es un “mito” o un “sueño”, es una “realidad histórica”. Durante la homilía de Domingo de Resurrección, también solicitó a la humanidad que abra su corazón a Cristo para que “nos limpie del veneno del pecado”.

Durante el rito, en el que participaron fieles romanos y peregrinos procedentes de todas las partes del mundo para celebrar la fiesta pascual, el Santo Padre dijo: “Queridos hermanos y hermanas, acojamos la invitación del Apóstol (San Pablo); abramos el corazón a Cristo muerto y resucitado para que nos renueve, para que nos limpie del veneno del pecado y de la muerte y nos infunda la savia vital del Espíritu Santo: la vida divina y eterna”, señaló el Sumo Pontífice.

Tras oficiar la Misa solemne de Resurrección e impartir la bendición “Urbi et Orbi” en 63 idiomas, Benedicto XVI abandonó el Vaticano para dirigirse a la residencia de los papas de Castel Gandolfo, localizada a unos 30 kilómetros al sur de la capital italiana, donde permanecerá unos días descansando de las jornadas de la Semana Santa, en la que ha presidido todos los ritos.

No obstante, antes de retirarse a su descanso tras una semana tan agotadora de actos, el papa Benedicto XVI quiso recordar a las víctimas del terremoto que asoló el pasado lunes el centro de Italia, que ha causado hasta la fecha 293 muertos.

El Sumo Pontífice envió un saludo afectuoso a los que “han sufrido a causa del terremoto” y ha asegurado que visitará en breve la zona afectada, la región de Abruzzo. En la misa del Viernes Santo, pidió a los supervivientes que mantengan la esperanza frente a la tragedia de pérdida de familiares y pertenencias.