Este año el protagonista ha sido el niño Diego Hernández, quien desde la Casa del Reloj, y a pesar del frío y el viento, ha "sobrevolado" con su túnica y sus alas la Plaza de los Fueros colgado de una maroma envuelta en algodones blancos a modo de nube hasta situarse sobre la imagen de la Virgen.

Una vez allí el único sonido en la plaza ha sido su frase: "Alégrate, María, porque tu hijo ha resucitado", y acto seguido la ovación del público ha acompañado la retirada del velo negro que cubría el rostro de la Virgen.

En 2008 la novedad del acto fue que el ángel era por primera vez una niña, y en este 2009, el templete sobre el que reposa la imagen de María, un armazón de madera de 1852 que representa las puertas del cielo y que ha sido restaurado con once nuevos lienzos por el pintor y director de escena Tomás Muñoz Asensio.