Los pacientes con trastornos de conducta alimentaria presentan mayores niveles de consumo de tabaco, drogas y alcohol que los individuos sanos, según un estudio multicéntrico europeo en el que ha participado el Ciberobn (Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición), dirigido desde Santiago por Felipe Casanueva. La media de edad del grupo de estudio es de 25 años.

Entre el 50 y el 70 por ciento de las personas que consumen tabaco poseen alguna patología alimentaria y presentan índices más altos los pacientes con sintomatología bulímica. “Las personas con trastornos de la alimentación solían fumar como método de control del apetito”, asegura Fernando Fernández-Aranda, coordinador de este proyecto.

En cuanto a las drogas, el 25 por ciento de las personas con trastornos alimenticios consume estas sustancias, mientras que la media de la población denominada sana se encuentra en torno al 20 por ciento. “El consumo de drogas se suele dar principalmente entre los jóvenes de 20 a 35 años. Estos valores se desprenden del estudio de esta franja de edad, de ahí que las instituciones envíen campañas dirigidas a ellos”, afirma el investigador.

Aquellas sustancias que podían influir en el peso y en el apetito eran consumidas con mayor frecuencia por personas con trastornos alimentarios, especialmente del subtipo bulímico. Las drogas más consumidas son el cannabis (con un efecto desinhibidor, que provoca mayor apetito y se da en mayor medida en trastornos como la bulimia nerviosa) y la cocaína (a pesar de que esta crea un efecto contrario).

Respecto al alcohol, no se encontraron diferencias entre los sujetos sanos y los que poseen algún tipo de desequilibrio en la alimentación.

Estudio europeo

Además de España, han participado en este estudio Italia, Austria, Reino Unido y Eslovenia. A la hora del consumo, las características culturales influyen en estos ámbitos. Así, en la actualidad Reino Unido, Italia y España son los países con más consumición de tabaco.

En cuanto al alcohol, Eslovenia y España presentan una mayor tasa; y en las drogas, España es el país con menos adquisición de estas sustancias, en el que sobresalen Reino Unido y Austria.

A la hora de identificar el tipo de droga consumida por el paciente, el equipo clínico introdujo pautas que permitieron identificar la naturaleza de las mismas diferenciando entre sustancias legales -grupo en el que se enmarcan el alcohol y el tabaco- y las sustancias psicoactivas, que se desglosaron en cuatro grupos: marihuana (cannabis o hachís), estimulantes (cocaína, crack, anfetaminas o speed), opiáceos, heroína y tranquilizantes (Valium, Librium...) y otras drogas ilegales (como LSD, éxtasis, pegamento, entre otras).

En esta iniciativa, premiada en la categoría de Área Clínica durante la II edición del Congreso Científicos del Ciberobn participaron 1.664 personas. De éstas, 879 sufrían trastornos alimentarios y los 785 restantes eran voluntarios totalmente sanos.

La mayoría de los pacientes con trastornos alimentarios que participaron en el proyecto procedían de instituciones clínicas de los cinco países participantes en el estudio, mientras una pequeña muestra (20 por ciento) procedía de otros ámbitos comunitarios como la publicidad u organizaciones de consumidores o cuidadores.