"No se puede combatir la obesidad infantil sin luchar contra la de los padres"

-¿Qué diagnóstico hace de la alimentación en España?

-Vivimos un poco de las rentas de la dieta tradicional. Tenemos dietas tradicionales buenísimas como la mediterránea y la atlántica, con platos locales con un valor nutricional muy bueno, pero la globalización y la modernización de la sociedad están haciendo que cada vez tengamos menos tiempo para dedicarnos a la cocina, que cada vez compremos más alimentos preparados o comamos fuera de casa y estemos más tiempo delante del televisor. ¿Cuántos gallegos hace lacón con grelos? No digo que no se preparen, sino que son pocos. Tendemos a una dieta muy centrada en la carne y en la pasta, que están bien, pero que desvirtúan nuestra alimentación tradicional. Antes la transmisión de conocimientos se hacía en casa, de padres a hijos. Yo aprendí a cocinar viendo a mi madre. Ahora esto no ocurre y el resultado es que los jóvenes no saben cocinar.

-¿Están las dietas mediterránea y atlánticas abocadas a desaparecer?

-Está habiendo una recuperación, en la que ha influido en sector de la restauración, con la promoción de nuestra cocina.

-El aumento de la obesidad preocupa, especialmente en los niños, pero ¿cómo combatirla?

-Si los padres son obesos, sus hijos muy probablemente también lo serán. Por tanto, no se puede combatir la obesidad infantil sin luchar contra la de los padres, porque obesidad es consecuencia de nuestros hábitos alimenticios y del sedentarismo, y sólo un 10% de la genética.

-Luego queremos perder peso en un tiempo récord...

-Es preferible tener cierto sobrepeso a perder y ganar peso constantemente porque estamos movilizando tejido graso. Perder peso no ha de ser una meta a corto sino a largo plazo si no queremos sufrir el efecto rebote: recuperar más masa corporal de la pérdida.