En este pueblo de la provincia de Albacete la hoz del Júcar forma un excepcional paisaje al que se asoman sus casas de arquitectura popular excavadas en la montaña. Declarado conjunto Histórico-Artístico, Alcalá del Júcar cuenta con diversos reconocimientos a la labor de conservación del municipio y de la promoción turística, como el de “Ciudad Distinguida” en 2006 o el Premio de Turismo de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha.

Esta villa de amplia historia fue fortaleza musulmana que formaba parte de la línea defensiva que los árabes construyeron en las riberas del río para contener la creciente presión de los cristianos. El castillo es una de las visitas ineludibles de este conjunto monumental, al igual que la iglesia parroquial de San Andrés. Construida entre los siglos XV y XVII, presenta una única nave en forma de cruz latina y un crucero que se cubre con cúpula. En el camino aparece también el Puente Romano, antaño paso obligado del Camino Real de Castilla a Levante, que cobró gran importancia durante los siglos XIV y XV, convirtiéndose en aduana. Otro punto de parada es la ermita de San Lorenzo, situada a tres kilómetros de la población, sobre un pequeño montículo al lado del río en la carretera que va a la Recueja. Se tiene constancia de que en el año 1579 ya existía, aunque tras el hundimiento que sufrió en el siglo XVIII hubo de concluirse en 1805, tal como señala la inscripción que puede verse entre sus pinturas. Muy cerca del templo está la Cueva de Garadén, uno de los pocos ejemplos de cueva fortificada que se conocen en la península.