Las expresiones faciales de emoción son innatas y no se aprenden, según un estudio de la San Francisco State University Psycology, que explica que esta forma de expresar la emoción podría encontrarse 'impresa' en los genes del ser humano. Para llegar a esta conclusión, los expertos han analizado cómo las expresiones faciales de los invidentes son iguales que los de las personas con visión, una situación que demuestra que éstas no se aprenden a través de la observación.

Para mover la boca y hablar, caminar o comer, los bebés se fijan en lo que hacen sus progenitores o la gente de alrededor y aprenden sus movimientos. SIn embargo, ahora un estudio determina que las expresiones faciales no se aprenden mediante la observación, sino que salen de manera innata de los seres humanos. Este descubrimiento se basa en que los individuos ciegos y los que ven utilizan las mismas expresiones faciales, produciendo los mismos movimientos musculares en respuesta a estímulos emocionales específicos. Esta situación muestra de manera evidente para los expertos que esta forma de expresar sentimientos está predeterminada en nuestro ADN.

En concreto, los investigadores compararon las expresiones faciales de atletas de judo ciegos y con visión en las olimpiadas y paraolimpiadas de 2004 en Atenas. Durante los juegos se tomaron y analizaron más de 4.800 fotografías de atletas de 23 países. Así, según explica el director del estudio David Matsumoto en un artículo publicado en el 'Journal Personality and Social Psychology', recogido por otr/press,, "la correlación estadística entre las expresiones faciales de los individuos con visión y sin ella era casi perfecta. Esto sugiere algo genético en los humanos como fuente de las expresiones faciales de emoción".

Matsumoto descubrió que los individuos ciegos y los que tenían visión controlaban sus expresiones de emoción de la misma forma según el contexto social. Por ejemplo, debido a la naturaleza social de las ceremonias de entrega de medallas olímpicas, el 85 por ciento de los que habían sido medalla de plata y perdían este premio producían "sonrisas sociales" durante la ceremonia. En las sonrisas sociales se emplean sólo los músculos de la boca mientras que en las reales, conocidas como sonrisas de Duchenne, los ojos brillan y se estrechan y las mejillas suben.

Una evolución ancestral

"Los perdedores tiraban de sus labios inferiores hacia arriba para controlar la emoción de su cara y muchos producían sonrisas sociales. Los individuos ciegos de nacimiento no podían haber aprendido a controlar sus emociones de esta forma mediante el aprendizaje visual por lo que debe existir otro mecanismo", explica el científico.

Según Matsumoto, las emociones humanas y los sistemas que las regulan podrían ser vestigios de una evolución ancestral. "Quizá en respuesta a las emociones negativas, los humanos hayan desarrollado un sistema que lleva a cerrar la boca para prevenir gritar, morder o proferir insultos", concluyen.