El nuevo tranvía recorre la céntrica calle de Qianmen, al sur de la Plaza de Tiananmen, una avenida con casi seis siglos de historia que ha sido restaurada por completo y fue reabierta poco antes del inicio de los Juegos Olímpicos, después de un año de obras.

Con el mismo aspecto que los que tradicionalmente recorrieron la ciudad entre 1924 y 1966, el actual tranvía cubre un trayecto de apenas 800 metros a lo largo de Qianmen, y el billete cuesta 20 yuanes (unos 2 euros o 2,6 dólares), un precio que muchos pequineses consideran algo caro.

Este medio de transporte no circuló durante los Juegos Olímpicos por temor a que afectara a competiciones como la prueba de maratón, que pasó por esa misma calle.

Qianmen, calle que se encuentra en el mismo eje norte sur que la Ciudad Prohibida y el Mausoleo de Mao Zedong, tiene 570 años de historia y en las dinastías Ming y Qing fue la principal zona comercial de la ciudad imperial.

Muchas ciudades chinas contaban con tranvías en la primera mitad del siglo XX, aunque la mayoría abandonaron estos servicios, con algunas excepciones tales como Dalian y Changchun (noreste).

El más conocido de China es el de Hong Kong, que sí cuenta con una amplia red en la isla y con sus vehículos de dos pisos da un aire británico al territorio que regresó a la soberanía de Pekín en 1997.