Sobre estos tres legendarios nombres de la música italiana e internacional pesa gran parte de la responsabilidad de conseguir reflotar entre los próximos 17 y 21 de febrero un evento musical que ha ido a menos y que en la última edición tocó fondo con una final que no llegó a los diez millones de telespectadores.

"La voluntad de este año ha sido hacer aún más contemporáneo el festival de Sanremo", aseguraba hace unos días en una rueda de prensa Paolo Bonolis, el presentador y director de la próxima edición de un festival que con los años se ha convertido, sobre todo, en un programa de televisión.

"No estoy aquí para salvar el festival, sino para hacerlo con el corazón como lo hice en 2005", comentaba Bonolis, quien ha presentado en la cadena de televisión pública Rai el concurso "Affari tuoi", la versión italiana del "Allá tú" español.

Contemporáneo o no, lo cierto es que Sanremo vuelve a mirar este año atrás, a los nombres que le hicieron conocido como rampa de lanzamiento internacional de los cantantes italianos, ya que antes, cuando Italia participaba, salían de aquí los representantes italianos para el Festival de Eurovisión.

El primero de esos nombres, y quizá el más popular por todo lo que ha rodeado a su vida personal, es Al Bano, quien defenderá sobre el escenario del Teatro Ariston de la ciudad de Sanremo (noroeste de Italia) el tema "L'amore è sempre amore" ("El amor es siempre amor").

Al Bano, quien desde 1968 ha participado en Sanremo en solitario y con su ex esposa, Romina Power, llega esta vez solo al popular festival con el convencimiento de poder superar el segundo puesto que obtuvo en 2007 con la canción "Nel perdono" ("En el perdón") y lograr así un primer premio que nunca ha obtenido.

A Patty Pravo, el icono de la música pop de los años sesenta del siglo XX en Italia y que ahora se declara seguidora de la británica Amy Winehouse, le llega una nueva oportunidad para hacerse finalmente con el primer premio en Sanremo y recuperar el éxito de "La bambola", que en 2008 cumplió cuatro décadas.

Interpreta este año "E io verrò un giorno là" ("Y yo iré un día allí") para mejorar su discreta actuación en 2002 con "L'immenso".

La cantante que venció en 1969 en Sanremo con el tema "Zingara", interpretado junto a Bobby Solo, y que posteriormente participó en el Festival de Eurovisión de Madrid, Iva Zanicchi, cantará esta vez en el concurso de la canción italiana el tema "Ti voglio senza amore" ("Te quiero sin amor").

La extraña combinación de este año, en el que se prevé que haya un jurado que elimine en directo a los concursantes, llevará a compartir escenario a Zanicchi, Pravo y Al Bano con artistas surgidos de concursos de televisión: así el grupo Dolcenera, formado en "Music Farm", y el cantante Marco Carta, de "Amici".

Y si todo ello no fuera suficiente baza para elevar los índices de audiencia, la polémica la sirve el cantante Povia, quien interpretará el tema "Luca era gay", en el que se habla de un joven que después de tener relaciones con hombres, se convierte en heterosexual.

Esto ha sido visto desde algunos colectivos homosexuales italianos como una ofensa porque, según ellos, sostiene la teoría de que la homosexualidad es un estado transitorio del que se puede salir.

"Si Bonolis y su director musical pretenden llevar a escena una propuesta clérigo-reaccionaria contra la dignidad de las personas homosexuales, que sepan que nuestra reacción será durísima, ruidosa y organizada", amenaza el colectivo Arcigay en un comunicado de prensa divulgado estos días.

Con todos estos ingredientes, Sanremo calienta ya motores para una edición que "a priori" se presenta mucho más ruidosa que la del año pasado: puede prevalecer el aspecto musical y volver a encumbrar a viejas glorias, o puede encallarse en la polémica y convertirse en todo un escándalo televisivo.