La muerte de Dikra, dijo hoy a Efe uno de los directivos del círculo de música oriental, "es un nudo atravesado en nuestra garganta y nuestro corazón que no podrá ser olvidado porque representa una pérdida irreparable".

Algunos en Túnez la han comparado a la libanesa Fairuz por la carga melancólica de sus obras y el hecho de que ambas rompieran con la tradición musical árabe para acceder al cosmopolitismo.

Las circunstancias de su muerte llenaron en su día las portadas de la prensa árabe y aún hoy en día se recuerdan como una de las peores tragedias.

A Dikra la mató su marido, el empresario egipcio, Aymène Es Swidi, en la madrugada del 28 de noviembre de 2003, disparándola una ráfaga con un fusil ametrallador que tenía en el dormitorio.

El esposo tiroteó y dio muerte también al representante de Dikra, Amrou Khouly et su Khadija, que estaba en la casa, y se suicidó de un tiro en la boca.

Los admiradores de la cantante tunecina lanzaron hoy un portal (http://zekra.tv/vb/) para rendirle un permanente homenaje.