La escopeta de caña, dardos fabricados con pitas, una cerbatana o soldaditos de limaduras de hierro son ejemplos de los 65 juguetes cuyas instrucciones de elaboración facilita en un manual.

Entre los 69 juegos que reúne en el libro -con sus explicaciones y reglas correspondientes- están el "Chiviricú, chiviricá", las chapas, el pilla-pilla, el escondite o el látigo.

"Para mí la pelota es el juguete que se lleva la palma por ser el más representativo de mi infancia", ha confesado a Efe el autor, quien ha relatado cómo las fabricaban con trapos o gomas -"nos juntábamos 20 ó 30 niños y a todas horas estábamos jugando al balón, el tiro, la olla"-, aunque también ha reconocido que construir cometas y echarlas a volar era otra de sus pasiones de la infancia.

"Lo de los juegos iba por modas, se jugaba a unos u otros dependiendo de las épocas", ha dicho Selva, y ha recordado que disfrazarse de personajes con espadas o antifaz era otra de las actividades a las que recurrían, aunque también jugaban mucho a las chapas o al trompo.

El libro también incluye las frases, dichos y canciones populares que usaban "como respuestas a cualquier situación" y a las que aún hoy continúa recurriendo "sobre todo cuando estoy con mis nietos o amigos de la infancia".

Selva ha explicado que la idea del libro surgió tras varias conversaciones con sus coetáneos, quienes solían evocar sus juegos infantiles en algunas reuniones y pensó "que de ninguna forma deberían desaparecer".

"Aunque no había democracia nosotros la practicábamos porque elegíamos mediante votaciones, formábamos equipos, creábamos reglamentos y normas consensuadas, algo que no veíamos en nuestro entorno", ha asegurado Selva, quien también recuerda que la creatividad "desbordaba" a esos niños de la posguerra no porque fueran más inteligentes que los actuales, sino por "necesidad".

El título del libro sugiere nostalgia, tal y como reconoce el autor, que también se dedica a pintar y ha elaborado las ilustraciones que acompañan las instrucciones.

"Todos hemos tenido una niñez, y durante ese tiempo lo que hemos hecho ha sido jugar, fundamentalmente", reflexiona Selva, para añadir: "unidos a esos recuerdos de los juegos están las sensaciones y los amigos".

Selva, quien tiene dos nietos, ha lamentado que los niños hoy desconocen ese tipo de juegos principalmente por el miedo de los padres a que los chicos salgan a la calle: "ya no se ven niños jugando en la calle y en mi infancia la calle era una parte más de la casa".

"Los juguetes actuales invitan al estatismo, el niño juega sentado, y me entristece ver a los niños con la mirada fija en una pantalla, en un entorno cerrado, sin intervenir con otros, cuando deberían practicar actividades que desarrollen habilidades como la psicomotricidad, el poder de creación y la capacidad para elegir", según ha dicho.

Ha añadido que los juegos y juguetes "son evolutivos, los niños de una generación no juegan igual que otros", pero ha lamentado que "se les está desdibujando su entidad de niño en cierto modo, en última instancia ellos son consecuencia de los mayores y de la época en la que viven".

El autor, que es ingeniero y se dedicó a la enseñanza antes de estar jubilado, a menudo juega con sus nietos, y procura regalarles juguetes educativos "pero no ñoños" y, como cabía esperar, "sobre todo me gusta enseñarles a fabricar los juguetes de mi infancia y practicar con ellos".