En el Bachillerato, colgaba clase para ir al cine, para perderse en las películas de aventura de Lex Barker (uno de los múltiples Tarzán del celuloide) y citarse desde la butaca con su amor platónico, la jovencísima Hayley Mills (Tú a Boston y yo a California). Resulta difícil imaginarse así al vigués Juan Pinzás, uno de los directores gallegos con mayor éxito internacional (con premios de los Cronistas de Espectáculos de Nueva York o del Latin American Cinema Festival de la misma ciudad; además del único español del movimiento Dogma 95 de Lars Von Trier). Estos y otros secretos se recogen en el libro Juan Pinzás. Un universo propio que acaba de editar T&B Editores y en el que participan escritores y catedráticos de cine.

La obra se presenta hoy en El Corte Inglés de Vigo, a las 20.00 horas, con la presencia del creador junto al catedrático de Historia del Cine Emilio Carlos García, quien en su artículo "El destino de una vida" rememora la actividad de Pinzás anterior a la trilogía Dogma (Erase otra vez, Días de boda y El desenlace).

Sus principios en el cine se dieron a finales de los 70 con cortos amateur en Super 8 para en el año 1981 decidirse "a dar el paso al largometraje" en una época donde no exitía ni la TVG, ni las productoras de televisión y cine actuales, ni las escuelas de formación.

Adiós a Gonzacoca

"Necesitaba hacer cine", recuerda; así que preparó su maleta, dejó su trabajo fijo y bien remunerado en Gonzacoca y puso rumbo a Madrid con un guión bajo el brazo que presentó al productor gallego Ismael González. "Ismael no me produjo la película pero me llevó con él a la Manga del Mar Menor como director adjunto y un papel de actor en su film Al sur del Edén, para después producirme el que sería mi primer corto profesional (de un total de 20), Opus I Homo Hominis", el punto inicial de un trabajo que todavía continúa con la cineasta Pilar Sueiro.

A los cortometrajes, le siguieron su primer largo -La gran comedia- y las películas El juego de los mensajes invisibles y La leyenda de la doncella (1995), este último, el film "más ambicioso" de su carrera: una película de época ambientada en los años 30 cuya escena final casi causa una tragedia.

La anécdota incendiaria

"En el final, la bruja mala se cae al fuego. El extra, el especialista, quiso hacer también su trabajo que se aplicó demasiado producto inflamable en la ropa para ser más espectacular. Las llamas llegaron al techo del caserón de madera. Se desalojó a las 80 personas del equipo y el actor acabó en Urgencias aunque no grave", recuerda el director gallego.

La leyenda de la doncella dejó a Pinzás "extenuado". "Necesitaba volver a los orígenes, regresar al corto", señala. Esta nueva etapa creativa desembocó en su unión al movimiento Dogma de directores daneses como_Lars Von Trier. "La gente me pregunta si cumplir con el Dogma, con su férreo decálogo, es limitante. Yo les respondo -explica- que a mí me daba libertad porque pude expresar lo que realmente quería con luz ambiente, sin maquillaje... La cámara en mano es la libertad". Así nació su trilogía Dogma con la que ha logrado reconocimientos y premios en Nueva York y Miami.

Próximo film en Nueva York

Para el catedrático de cine Angel Luis Hueso (que realiza la introducción del libro sobre Pinzás), "el aspecto más llamativo de su cinematografía es su trabajo continuo y planificado; además de una proyección exterior muy fuerte de sus películas".

El escritor Fernando Alonso Barahona confía en que "este libro -en el que también participa- y la nueva película que prepara Pinzás (La sombra de Nueva York, que será grabada en la ciudad de los rascacielos así como en Vigo) le ofrezcan más reconocimiento en España a un autor con repercusión en Estados Unidos, que no se encasilla y que es muy independiente".