Redacción  Vigo

Lleva ya tres meses Andrés García en casa, esperando la vuelta al centro en que inició sus estudios ante la negativa de sus padres a obedecer a la Xunta y aceptar un cambio de colegio. Y una reciente decisión del TSX de Galicia, que se inhibe tras declararse incompetente en el asunto, retrasa aún más la resolución de su problema. En su domicilio vigués sigue, con su autismo y sin compañía escolar.

Recursos, contra recursos, informes psicológicos, inhibiciones y traslados de responsabilidad en los tribunales de Justicia... Ese es el paisaje en el que se inscribe el caso de Andrés, el niño autista de 11 años cuyos padres se negaron a obedecer lo que para ellos era una "alucinante" decisión de la Xunta de Galicia por la que debía dejar su colegio de Vigo para ser escolarizado en un centro privado de educación especial. Y el hecho es que, entre dimes y diretes, acciones u omisiones, ahí continúa, sin escolarizar, pendiente de un litigio entre sus mayores.

Un portazo

El último portazo lo dio el_Tribunal_Superior de Justicia de Galicia, que se ha declarado incompetente para juzgar el caso y, en un auto fechado en 12 de noviembre pero comunicado a finales de ese mes, invoca la ley reguladora de la jurisdicción contencioso administrativa para pasarle la pelota al_Juzgado de lo Contencioso Administrativo decano de Pontevedra. En eso ha quedado el recurso que los padres habían elevado contra la decisión de la Consejería de Educación de la Xunta. Y, a estas alturas de curso, el Juzgado de Pontevedra al que ahora le toca dictaminar sobre la cuestión no ha recibido documentación sobre el caso, lo que prolonga más la situación.

Andrés cumplía ya ocho años en el colegio de la Carmelitas de Vigo, un centro normal dotado de un aula especial, pero a principios de agosto sus padres recibieron una carta comunicándoles que el chaval debía ser escolarizado de inmediato en un centro de educación especial. La explicación la dio la Consellería tiempo más tarde, cuando el caso empezó a ser conocido. Según la misma, un dictamen del Equipo de Orientación expresaba en el caso de Andrés García su disparidad de intereses con el alumnado de su edad y dificultades de relación.

Tras la sorpresa inicial al recibir esa orden de la Xunta, los padres buscaron respaldo científico a su deseo de que el niño continuara entre la gente de siempre en el colegio de siempre, y lo hallaron en informes psicológicos que aconsejan la inclusión de niños autistas en colegios normales dotados de estructuras especiales, como era el caso del colegio Carmelitas de Vigo. Y no les faltaron tampoco referencias legislativas en la LOE y hasta en la Convención de los Derechos Humanos para que los niños con autismo no tuvieran una relación exclusiva con niños en sus circunstancias.

Cuentan también desde primeros de este mes con el apoyo de la Asociación de Padres de Alumnos para que Andrés vuelva al centro. Y con una carta que el Comité Español de Representantes de Minusválidos ha enviado a la Consejería de Educación y al_Defensor del Pueblo.