Poco antes de inaugurarse la décima edición del festival, en el que hasta el próximo día 19 se presentan unas 50 películas, Burman explicó a Efe sentirse "más judío imposible" y contento de "ser honrado con el premio", así como haber tenido la oportunidad de conocer un poco más Israel durante el rodaje su última cinta.

El filme, protagonizado por Cecilia Roth y Oscar Martínez, relata los complejos lazos de una pareja después de que los hijos, ya mayores, abandonan el hogar.

La pareja decide entonces visitar a una hija, que vive en Israel, con la expectativa de poder salvar la relación.

Como en todas sus obras, la temática del judaísmo, la identidad, la familia o la soledad, están presentes también en esta ocasión.

"En todo mi cine la temática judía está muy presente", comenta el director, aunque manifiesta cierta sorpresa al reconocer que "a veces, la manera en que lo retrato podría hacer pensar que no es precisamente para que dieran un premio".

Nacido en Buenos Aires en 1973 y uno de los exponentes de la corriente que se dio en llamar la "Nueva Ola" de cine argentino, Burman también es jurado en una sección de cortometrajes del festival, que presentará una retrospectiva del trabajo del director en otras salas de Tel Aviv y Haifa.

Tras ver los cortos de jóvenes realizadores israelíes, el director argentino confiesa su sorpresa porque muchos de esos trabajos, apoyados por instituciones públicas, son "muy críticos e irreverentes" con el sistema.

"No existe un aparato para medir cuán judío es uno (...) Todos los judíos nos creemos muy diferentes y eso quizás nos hace a todos iguales. El judaísmo no siempre está ligado a Israel", apostilla.

Autor de obras como "El Abrazo Partido", "Derecho de Familia" o "Esperando al Mesías", Burman dice que en sus últimas visitas a Israel ha podido entender un poco mejor "la complejidad" de la situación que se vive el Estado Judío.

"En Europa existe a veces una confusión muy grande, cuando llego allí me preguntan sobre la situación en Israel como si el hecho de ser judío le da derecho a uno a opinar", subraya.

Sin embargo, sobre el conflicto de Oriente Medio, dice que "lo que más le choca, más allá de lo político, es el tema social; las condiciones de vida o cómo comparten ese trozo de tierra israelíes y palestinos".

Y apunta que sin el apoyo económico y social de otras partes, como los países árabes, "los palestinos están condenados a mantener una relación perversa (con Israel), porque siempre que exista una dependencia, ésta no puede ser sana".

En un ejercicio de utopía, Burman cree que el conflicto palestino-israelí se resolvería aplicando una suerte de "amnistía general y un nuevo pacto de valores, en el cual la vida sea para todos el valor supremo, más que ciertos metros cuadrados de piedra".

Agrega que le encantaría conocer a realizadores palestinos, y ante aquellas comparaciones de algunos críticos que lo han llegado a calificar del "Woody Allen argentino", se justifica diciendo que es inviable una comparación con alguien del que ha aprendido tanto.

"Puede tener sentido por el tipo de humor que manejamos, pero no me puedo comparar con alguien que siento que es un maestro de la cinematografía, autor imprescindible para comprender el siglo XX".