La vida de Francisca Santana Salvador -Paquita- es la historia de un viaje en el recuerdo a los años gloriosos de un Beirut que aún no conocía las guerras y de una bailadora que disfrutaba de la ilusión de sus veinte años.

"Paquita fue el motor que me impulsó a hacer esta historia (...) que pudo tomar forma al relacionarla con una época en la que vivió en libertad y felicidad por donde pasaba", aseguró Díaz a Efe.

Este documental, rodado en 2007 es en gran parte el resultado de años de relación entre la directora y la bailarina que desembocaron en "una confianza mutua" y un proyecto: "Rompe el día".

El Beirut y la Paquita de hoy se mezclan con otras voces, otras vidas y otros recuerdos para "crear un mosaico de impresiones" sobre la vida, la historia y los recuerdos de las ciudades y de las personas.

Francisca Santana no sólo actúo en la capital libanesa, sino que durante una época, en los años 70, hizo escala en varias capitales del Mediterráneo

Pero cuando hablaba con Paquita sus recuerdos siempre volvían a Beirut, asegura Díaz, a quien también le atrae esta ciudad mediterránea donde ha pasado varias temporadas impartiendo clases de redacción de guiones en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Libanesa.

La directora española confiesa que siente atracción por la gente "que tiene corazón y fuerza".

"Gracias a ellos aprendo a querer la vida, porque hay algunos que a pesar de los pesares salen adelante", dice Díaz, que asegura que tiene intención de quedarse una temporada en el rincón oriental del Mediterráneo.

La elaboración del documental no ha sido sencilla.

El periodo de rodaje, previsto en un principio para 2006 se interrumpió inesperadamente debido a la guerra entre Israel y Líbano, que estalló ese verano y que minó los ánimos de la directora.

"Continué gracias a los amigos, que me alentaron para que continuara con el proyecto. Ellos fueron esenciales", remarca Díaz.

Además, comenta la dificultad que comporta trabajar con personas y no con personajes, porque "se está trabajando con materia viva.

Estás trabajando con sentimientos, con emociones que se pueden calibrar hasta cierto punto, pero que no puedes controlar totalmente porque cada ser humano es imprevisible".

El viaje de la cinta a Líbano, en marco del Festival de Cine Europeo que se celebra estos días ha emocionado a Diaz, que confiesa, que el hecho de que la gente haya ido a verla le "tocó muy adentró".