"Nuestras casas están desbordadas pero no por la crisis económica sino, yendo a las raíces, por una crisis de valores". Esas palabras, expresadas ayer por el padre Carlos Olivares, director de la Misión del Silencio, sintetizaban una idea quizás común en todos los presentes ayer en la mesa redonda sobre "El mundo del hambre, soledad y droga ¿quién lo atiende en Vigo?", moderada por Alberto Cuevas, jefe de Prensa del Obispado.

En torno a cuestión tan candente estaban en la mesa, además del citado Padre Carlos, el delegado de Acción Caritativa y Social en Tui-Vigo, Jaime Barrecheguren, el responsable de los Hermanos Misioneros de los Enfermos Pobres, José Antonio Donaire, y Antón Bouzas, coordinador del Grupo de Autoayuda y Adicciones "Imán". Y este último señalaría en su intervención otra idea probablemente compartida por todos: "Nunca el mundo tuvo tantos medios tecnológicos y financieros para erradicar la pobreza como en el siglo XXI. Somos la primera generación capaz de erradicarla, lo que hace aún más evidente la responsabilidad global".

Que había un sustrato de preocupación común lo podía mostrar que esa afirmación anterior de Bouzas podría ser el prólogo argumental para el epílogo interrogativo planteado por Carlos Olivares: "¿Cómo es posible que en un país como el nuestro, que dicen que está en octavo lugar del mundo como potencia económica, se manifiesten de modo tan creciente los fenómenos de pobreza y marginalidad?".

Quien habló en primer lugar fue Barrecheguren, delegado de Cáritas que, más que hacer valoraciones, prefirió en los 10 minutos de que disponía hacer un relatorio de la compleja estructura organizativa de esta entidad y las múltiples áreas que atendía. Pero asentó antes una idea que coincidía en el planteamiento de base con el resto: "Habitamos un mundo con gran abundancia de riqueza y de medios para aumentarla pero, a la vez, cohabita con una vergonzosa desigualdad, pobreza y exclusión socioeconómica, que conducen a esa exclusión social que afecta a una gran parte de la Humanidad". Y señaló el papel de la organización a la que ha dado tanto esfuerzo: "Cáritas es la expresión del amor preferencial de la comunidad cristiana por los pobres".

Para Barrecheguren, ex presidente de Cáritas, "a menudo identificamos la pobreza con la carencia económica pero, aún siendo cierto, las carencias son muchas más: se trata de la posibilidad o no de ejercitar el conjunto de los derechos sociales de las personas: el trabajo, la vivienda, la salud y la educación". Y con esta idea, buscando aproximaciones o coincidencias argumentales, tenía mucho que ver la expresada posteriormente, en su turno, por Antón Bouzas: "Pasados 60 años de la Declaración de Derechos Humanos, su vulneración fue constante y estructural aunque también alcanzamos como nunca un movimiento fuerte y global que lucha en todo el mundo por la pobreza cero".

Los frentes de Cáritas

El representante de Cáritas, que tenía entre el público al anterior y actual obispo de Vigo, Cerviño y Diéguez respectivamente, hizo un relatorio de los diferentes frentes que atendían: familia, emigrantes, infancia, juventud, sida... Y habló de organismos dependientes de la delegación de acción caritativa y social: Proyecto Hombre Galicia, Pastoral Penitenciaria, Apostolado del Mar, Pastoral para la Salud...

El hermano Donaire habló, a su vez, en representación de los Hermanos de los Enfermos Pobres, dando las claves de su nacimiento y evolución. "Todos los que hemos nacido en la posguerra española sabemos lo que es el hambre y fue en esa etapa en que nuestro fundador empezó a actuar para paliar esas situaciones que ahora también se viven aunque sea de otro modo". Refiriéndose a las características de quienes formaban parte de esta fundación afirmó que no eran gente de muchos estudios quizás pero ponían en práctica una asignatura principal con todo el empeño: la caridad. "Esa que nos da fuerza cada día en los Hermanos de los Enfermos Pobres".