Ródenas, profesor de literatura en la Universidad Pompeu Fabra, ha explicado en una entrevista con EFE que "la selección, que debía circunscribirse al número de 100 en cada uno de los volúmenes, ha resultado difícil, pues he tenido que dejar fuera a autores importantes como Martin Amis o Vázquez Montalbán".

En el tomo de "Cien escritores fundamentales de la literatura universal del siglo XX" (Ariel) figuran nombres como Henry James, Conrad, Cavafis, Yeats, Proust, Apollinaire, Kafka, Joyce, Pessoa, Eliot, Miller, Céline, Breton, Dos Passos, Faulkner, Brecht, Hemingway, Orwell, Nabokov, Canetti, Sartre, Capote, Calvino, Pasolini, Saramago, Günter Grass, Auster, Coetzee o McEwan.

En esta nómina centenaria no aparecen, como el propio Ródenas advierte, "y sólo por una cuestión de número", autores como Herman Hesse, Eluard, Solzenytsin, Dylan Thomas, Malraux, Kerouac, Jorge Amado, Stefan Zweig, Sylvia Plath, Mishima, Simone de Beauvoir, Julian Barnes, Paul Theroux o Martin Amis.

El objetivo de esta doble obra es, señala Ródenas, "presentar a un lector poco experimentado una serie de trayectorias literarias a través de un ensayo libre de terminología académica y que en última instancia le sedujera e invitara a leer algunas de sus obras".

Frente a las posibles polémicas que puedan suscitar los dos volúmenes, Ródenas se defiende: "No pretenden ser un canon literario al estilo del propuesto por Harold Bloom y, de ahí, que se titule 'Cien escritores' y no 'Los cien escritores'".

De hecho, los problemas para poder ofrecer una nómina suficientemente amplia de escritores hispánicos le obligó a escribir un volumen adicional.

En este segundo tomo, Ródenas se refiere a Unamuno, Valle-Inclán, Darío, Baroja, Azorín, "todos los canónicos" de la generación del 27, Borges, Asturias, Max Aub, Neruda, García Márquez, Vargas Llosa, Bioy Casares, Buero Vallejo, Cela, Delibes, Monterroso, Matute, Caballero Bonald, Benet, Valente, Gamoneda, Marsé, Mendoza, Umbral, Vila-Matas, Marías, Bolaño o Muñoz Molina.

Fuera de la lista han quedado "autores que deberían haber estado", admite Ródenas, como Vázquez Montalbán, Jacinto Benavente, Ramiro de Maeztu, José Hierro, Uslar Pietri, Foix, Donoso, León Felipe, José Bergamín o los más recientes Quim Monzó, Bernardo Atxaga, Carlos Monsiváis o Ricardo Piglia.

También ha incluido a escritores de la periferia peninsular como Cunqueiro, Josep Pla, Gimferrer, Rodoreda o Salvador Espriu, por entender que "pertenecen al tronco de la literatura hispánica".

Entre las razones que han conducido a los dos centenares de nombres finales se mezclan "la excelencia literaria y la representatividad", que, por otra parte, se dan en muchos de los ausentes.

Por esta razón, el propio Ródenas señala en su descargo que el censo de escritores seleccionado es "objetable porque es insuficiente y susceptible de mejora".

Ródenas dirige al lector una advertencia: "No se trata ni de un canon preceptivo, ni un mausoleo de ilustres, sino un conjunto de acercamientos a grandes escritores del siglo XX que han transformado el concepto de arte literario y a través de los cuales se consigna y examina la transformación de la vida humana".

En relación a los escritores más jóvenes, el autor ha dicho que el criterio utilizado ha sido que "no respondieran a una moda, sino que se les siga leyendo y que tuvieran una obra narrativa suficientemente importante dentro del siglo XX, aunque sigan en activo y puedan crear todavía grandes obras".