Escrito en primera persona y con toques autobiográficos, el libro explica los sentimientos de la protagonista de la novela, Louise, que no vive sus mejores momentos ya que acaba de ser abandonada por el amor de su vida, Adrien, que la deja por otra mujer, una top-model modelada a base de bisturí que era la novia de su padre.

Lévy describe en la obra las diferentes etapas del abandono: "Al principio, cuando nos dejan, tenemos la sensación de que la vida se para, de que nunca más nos volveremos a levantar; luego llega la tristeza enorme, en que tienes ganas de dejarte morir".

"Después -continúa la autora-, la cólera, primero hacia nosotros mismos, porque pensamos que nos han dejado por nuestra culpa, y después la rabia hacia el que nos ha abandonado. La curación llega cuando mostramos indiferencia hacia el otro. En ese momento, ya lo hemos superado".

Justine Lévy ha confesado que recuerda el primer amor como algo "infantil, lleno de ilusiones y bastante bonito", y ha añadido que aunque cuando te abandonan "uno se siente desafortunado", no cambiaría esta parte de su vida por nada del mundo, porque "antes de sentir la tristeza profunda", fue "muy afortunada".

La autora ha aconsejado que para superar la pérdida del primer amor el mejor remedio es "volverse a enamorar", porque de este modo "puedes rehacer tu vida".

Pero para Louise eso no es tan fácil, "ya que el sufrimiento de amor es para ella como una tortura, y piensa que no podrá volverse a enamorar nunca más".

La novela no trata sólo de problemas de amor, sino que va más allá y abarca otros más universales, como la muerte o las relaciones familiares.

De hecho, la obra empieza con la muerte de la abuela de la protagonista y con la relación de Louise con su madre, que está enferma de cáncer y tiene que someterse a quimioterapia.

"La vida en general es bastante dura", ha señalado la autora, que ha subrayado que para superar los momentos adversos, los humanos tienen "que luchar como en la guerra, para sobrevivir hay que luchar".

La escritora ha explicado que para crear a Louise ha utilizado cosas de su propia vida y las ha organizado de forma "lógica", porque "la vida es caótica, desordenada", por lo que la autora ha intentado "darle una forma ordenada".

Por eso, la protagonista de la novela se parece mucho a la autora, ya que la escritora ha cogido todos sus defectos y los ha potenciado y acentuado en Louise, por lo que Lévy ha revelado que siente "una especial ternura" por la protagonista.

Asimismo, la autora, que ha calificado la novela de intimista, ha asegurado que la obra es un reflejo de momentos de su vida, "pero con una dosis de imaginación", por lo que Lévy ha explicado que para escribir "Y la vida sigue" ha tenido que desplazarse a lugares de su mente que tenía olvidados.

"Rincones de mi memoria que han sido reemplazados por la escritura, por mi imaginación", ha sentenciado Lévy.