El Consejo municipal pretende "transformar el centro de la ciudad en una zona más segura, más bonita y más habitable", según recoge la agencia Belga.

En concreto, el proyecto planea el cierre de la mitad de los "coffeeshops" en el centro, lo que representa un recorte del 17 por ciento en relación con el resto de la ciudad.

Además, Amsterdam conservará únicamente 240 de los 482 establecimientos del Barrio Rojo donde se exhiben las prostitutas detrás de un cristal.

El municipio también se propone reducir el número de "smart shops" (establecimientos donde se venden hierbas alucinógenas y otras drogas blandas), los salones de masajes, los sex shops, los cines X, las salas de juegos X, los "peep shows" (espectáculos voyeur), las tiendas de recuerdos, los locutorios y los supermercados, al considerar que "hay demasiados".

Esta proliferación ha provocado, en su opinión, un "alza de la criminalidad", ya que estos negocios pueden servir de tapadera al tráfico de drogas y de mujeres o al blanqueo de dinero.

Holanda, tradicionalmente tolerante con la prostitución y el consumo de drogas blandas, decidió recientemente endurecer sus normas al prohibir la venta de setas alucinógenas, mientras que otras ciudades han decretado igualmente el cierre de "coffeeshops".

El municipio aseguró que seguirá habiendo un sitio para la industria del sexo y para los "coffeeshops", pero en lugares "que realmente se puedan administrar".

A su juicio, el hecho de levantarse la prohibición de los prostíbulos en el año 2000 ha permitido al Gobierno "controlar mejor el sector", aunque "los últimos años han demostrado que se deben tomar medidas suplementarias para prevenir los abusos".

Holanda despenalizó el consumo y la posesión de un máximo de cinco gramos de cannabis en 1976, si bien su producción sigue siendo ilegal.