El británico Mark Leckey, de 44 años, ganó hoy el codiciado premio Turner de arte contemporáneo, dotado con 25.000 libras (unos 29.400 euros), en reconocimiento a su trabajo como artista que ha profundizado en la comunicación visual.

El fallo se conoció en una gala celebrada en la Tate Britain, que presentó el cantante australiano Nick Cave y en la que se pudo ver la última exposición de Leckey, una muestra multidisciplinar con Homer Simpson, el gato Félix y Garfield como protagonistas.

La exposición, titulada "Industrial Light & Music" (Luz industrial y magia), gira en torno a una filmación en la que Leckey expresa "su amor por el mundo de la animación", que siempre ha estado muy presente en su trayectoria artística y profesional.

El premio Turner se concede no sólo a una exhibición concreta, sino al conjunto de la obra de "un artista menor de 50 años que haya nacido, viva o trabaje en el Reino Unido", y siempre ha estado rodeado de controversia por su apuesta por lo novedoso y rompedor.

El trabajo de Leckey suele combinar escultura, cine, sonido y, en opinión del jurado del galardón, su obra está marcada por una "naturaleza inteligente, energética y seductora".

En un comunicado, el jurado manifestó que "con ingenio y originalidad, Leckey ha encontrado una variedad de formas con las que comunicar su fascinación por la cultura visual".

Este profesor de Estudios Fílmicos en la Stadelschule de Frankfurt am Mein (Alemania) y fundador de los colectivos musicales Donateler y Jack too Jack siempre se ha declarado fascinado por la posibilidad de llevar las imágenes a la animación en 3D.

"Quiero transformar mi mundo y hacerlo más mundo. Convertirlo más en lo que es", es el principio que rige su obra, según él mismo.

Tras conocer el fallo, Leckey dijo con tono irónico que el premio tiene una razón de ser: "que soy el mejor artista actual del Reino Unido y que tengo que dar las gracias a Dios de que alguien finalmente lo ha reconocido así".

Preguntado sobre qué tiene pensado hacer con el dinero del premio, contestó que lo guardará "hasta 2086, cuando termine la recesión", y se refirió al efecto que está teniendo el frenazo económico internacional en el mundo del arte y la creación.

"Hay gente que está poniéndose muy contenta, con el gatillo preparado, con la idea de que la crisis va a hacer desaparecer mucho arte malo, y yo no quiero ver a algunos amigos ir al paredón", manifestó Leckey, quien añadió que ganar el Turner es sensacional y que "la única cosa triste es tener que tratar con la prensa".

Leckey se refirió a las expectativas que había en los críticos de que el ganador del Turner fuera un artista de espectáculo y shock, en referencia a anteriores ganadores como Damien Hirst o Tracey Emin, y explicó: "el mundo del arte que yo conozco no es así. Yo vengo de otro sitio. El mío es un mundo completamente distinto".

En última instancia, espera que tener el Turner le abra puertas, sobre todo para conseguir uno de sus principales desafíos, rodar una serie de televisión que "sea como un show de varietés artísticas".

A la entrada de la gala en la Tate Britain también asistieron varios artistas vestidos como árboles luminosos de Navidad, que protestaron porque no haya pintores entre los finalistas.

Se trata de un grupo denominado "Los Estuquistas", en homenaje a los antiguos maestros artesanales, que se manifestaron por octavo año consecutivo contra el premio Turner, un galardón que consideran "una broma nacional que empieza a cansar".