Un paciente con parálisis facial ha recuperado la movilidad de la cara y ha vuelto a sonreír gracias a la implantación de un injerto de un músculo de la pierna, tras someterse a dos intervenciones por un equipo de cirujanos plásticos de la Clínica Universitaria de Navarra.

A Isidoro Bejarano, guipuzcoano de 37 años, le diagnosticaron un cavernoma, un tipo de tumor vascular situado en el tronco del encéfalo, y la enfermedad le afectó al sistema nervioso, especialmente al equilibrio.

Tras someterse a dos intervenciones quirúrgicas para tratar el cavernoma, Bejarano sufrió una parálisis facial bilateral (de ambos lados de la cara) causada por una lesión en el nacimiento del nervio "que enerva la musculatura encargada de dar movimiento al rostro", según ha informado en un comunicado el centro hospitalario.

El director del departamento de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética del centro, Bernardo Hontanilla, encargado de la intervención, ha explicado que el enfermo tenía lesionado el nervio facial en ambos lados de la cara, y que "la única opción que teníamos era la de colocar un músculo nuevo en el rostro y aportarle otro nervio que se encargara de dar movimiento a ese músculo".

La cirugía de la cara consistió entonces en implantar un injerto muscular que hiciera las veces del músculo que permite sonreír, concretamente el músculo cigomático mayor, y "se trataba de colocarlo en el mismo ángulo de la sonrisa que tenía el paciente previamente".

El procedimiento quirúrgico se hizo en dos fases, una para cada lado de la cara, y consistió en tres procedimientos de microcirugía, de forma que mientras un equipo procedía a la extracción de un segmento del músculo gracilis de la pierna, cuyo injerto se trasplantaría después a la cara, el otro equipo preparaba el abordaje quirúrgico del rostro.

A continuación se realizó el trasplante del injerto muscular al rostro, para lo cual, la porción muscular obtenida de la pierna se había extraído previamente con su respectiva vena, arteria y nervio.

"Así, cuando el paciente sonríe es como si hiciera un pequeño movimiento de mandíbula. Posteriormente, gracias a su plasticidad, el cerebro asimilará la nueva función del músculo injertado, que a partir de entonces será el encargado del movimiento de la sonrisa. Para conseguirlo el paciente deberá hacer rehabilitación", ha apuntado el cirujano.

La intervención quirúrgica "no es traumática, ya que no requiere grandes incisiones. No obstante, se trata de un procedimiento de microcirugía por lo que la técnica es compleja y laboriosa", ha subrayado Hontanilla.