José Martínez de Velasco  Madrid

Los seguidores de Luz Amparo Cuevas, la supuesta vidente que asegura que la Virgen se le ha aparecido en un prado de la localidad madrileña de El Escorial, quieren acabar con las demandas por estafa rompiendo su silencio y abriendo las puertas de sus residencias. Hasta ahora han tenido que contentarse con trabajar en silencio y "poner la otra mejilla" cumpliendo estrictas indicaciones del arzobispado. "No hemos podido hablar ni defendernos públicamente porque el arzobispado nos había pedido silencio", dice Pedro Basari, quien ejerce de portavoz improvisado.

La cita es en Prado Nuevo, jal lado de la fuente desde la que Luz Amparo Cuevas, el 14 de junio de 1981, una mujer de origen humilde, casada y con siete hijos, contempla una especie de nube de algodón que empieza a envolver un fresno situado enfrente y que se va convirtiendo en la imagen de la Virgen de los Dolores.

Basari y uno de los capellanes que asiste espiritualmente a los seguidores de Amparo Cuevas, el padre Raúl, explican que allí, en Prado Nuevo, los sábados -fundamentalmente los primeros de cada mes- no se habla de fenómenos sobrenaturales, y ni siquiera los sacerdotes bajan al prado cuando acuden los devotos.

"No hablamos de apariciones, porque la Iglesia aún no se ha pronunciado oficialmente sobre ello. La gente viene a rezar el rosario y a orar en este lugar que se ha convertido en centro de peregrinación internacional" , afirman

"Estamos decepcionados por el silencio del arzobispado de Madrid, que sigue sin pronunciarse oficialmente sobre los hechos que hemos vivido", afirma Miguel Martínez Pascual, presidente de la Asociación Pública de Fieles Reparadores de Nuestra Señora la Virgen de los Dolores, que nos recibe en La Magdalena, la primera residencia de ancianos que fundó la asociación, y que hoy está destinada a casa de comunidad de matrimonios que han optado por vivir allí.