Vito Scafidi asistía ayer a clase en su instituto, en la localidad de Rivoli (noreste), cuando el techo se le vino encima, aplastándole y produciéndole la muerte en el acto.

Los medios de comunicación italianos, que se hacen eco del accidente, revelan hoy que seis de cada 10 escuelas son "viejas e inseguras" y que cada año 90.000 estudiantes resultan heridos en accidentes que se producen en los colegios.

Un informe de la asociación ambientalista italiana Legambiente de 2007 revela que unos 10.000 edificios escolares, cerca del 24% del total, necesitan urgentes obras de mantenimiento, y al 52% de ellos les falta algún certificado de habitabilidad.

Según una primera reconstrucción de lo ocurrido en el instituto de Rivoli, el techo se derrumbó debido a un hundimiento de un tubo de hierro de la estructura del edificio.

Tras la tragedia, el presidente de la República italiana, Giorgio Napolitano, afirmó, en una nota, que el suceso "abre inquietantes interrogativos sobre las garantías de seguridad en los edificios escolares".

La ministra de Educación, Mariastella Gelmini, aseguró que en el reciente decreto ley de reforma la escuela existe un artículo que prevé la asignación de fondos para garantizar la seguridad de los edificios.

La fiscalía de Turín ha abierto hoy una investigación por homicidio involuntario para esclarecer quién o quiénes son los posibles responsables del derrumbe del techo.

Uno de los heridos más graves, Andrea Macrì, de 17 años, fue operado ayer de las lesiones que sufrió en la columna vertebral, que le podrían causar al parálisis, según explican los médicos a los medios de comunicación locales.

El accidente ha traído a la memoria en el país el derrumbe de la escuela en San Giuliano di Puglia (centro de Italia) durante un terremoto en octubre de 2002, cuando murieron 27 niños y una maestra.