Min es una niña de unos seis años, con ojos grandes y que siempre luce un lazo enorme en su cabeza porque, por un lado, "simboliza el compromiso social, la unión de todos los colectivos del mundo, en busca de un mundo mejor" y por otro constituye "un regalo que llega a los niños más desfavorecidos", ha señalado Escobar.

Esta pequeña también es un reflejo del niño "que los adultos llevan dentro" porque "es un personaje aventurero cuyo inconsciente le lleva a realizar cosas enormes", tan grandes como el hecho de que Min se haya hecho realidad y que ahora se publique en una colección que tendrá nueve volúmenes.

Su creadora ha asegurado que Min es un reflejo de la "vida misma", porque Escobar la dibujó por primera vez con seis años y, desde entonces, este garabato se ha convertido en su firma, por lo que todos los que la rodean la identifican con ella.

"Un día, cuando trabajaba para la revista Vogue, la directora de París me preguntó si podía utilizar a Min para una gala benéfica para ayudar a ONGs de África", explica Escobar.

Así nació la Min solidaria que pretende que este mundo "sea un poco mejor" y que, a través de cuatro galas y con esta colección de cuentos, quiere transmitir estos valores a la sociedad.

Por eso, estos libros van más allá "de un simple relato para niños" y esconden un mensaje detrás, porque "son una ventana abierta a un mundo que nos pertenece a todos y que deberíamos mejorar".

En el primer libro de la colección, Min busca una mascota y, como es de clase acomodada, puede comprar el animal que quiera, aunque en el momento de la verdad escoge a un galgo abandonado que está a punto de ser atrapado por un trabajador de la perrera.

La relación de Min con el perro también simboliza "un vínculo emocional, una fidelidad", que es diferente a la relación que uno pueda tener con sus hermanos o sus amigos, "porque escoger la mascota implica que la va a querer y a cuidar".

Los cuentos de Min esconden un "mensaje con un trasfondo social" que, según Escobar, tendría que ser transmitido por las personas con más capacidad divulgativa, como las que trabajan en el mundo de la moda, "porque su situación privilegiada puede forzar a las empresas a realizar proyectos para ayudar a los que viven peor".

Aun así, la autora cree que hay cosas que no se pueden cambiar, pero que con fuerza y voluntad sí se pueden transformar y Min se da cuenta de eso, porque, por ejemplo, "sabe que uno no puede salvar a los niños que tienen cáncer, pero sí que puede hacerlos feliz".

Por eso Min quiere "transmitir muchas sensaciones, contagiar diferentes emociones y mostrar que, con esfuerzo, este mundo se puede cambiar, aunque sea parcialmente".