"Podemos decir cómodamente que en estos ámbitos nació la Europa urbana. Y ese es el gran significado del yacimiento de Vinca", declaró el arqueólogo serbio Dragan Jankovic en la presentación en belgrado de la exposición dedicada a esa cultura de la segunda edad de piedra.

La exhibición, organizada con motivo de los cien años de su descubrimiento y el comienzo de las excavaciones por el prestigioso arqueólogo Milos Vasic, es un intento de esclarecer la época en que los antiguos ciudadanos de Vinca establecieron los fundamentos para el desarrollo de las futuras civilizaciones europeas.

El yacimiento de Vinca está a 14 kilómetros al sureste de Belgrado, a la orilla del Danubio, en un punto que representaba el centro de las comunicaciones más de 5.000 años a.C., cuando los valles de los ríos eran las principales vías de comunicación.

Está situado en un cerro de 10 metros de altura, formado por los estratos culturales de los que 8 metros corresponden a la cultura Vinca, un hecho que confirma la intensidad de la vida urbana en el neolítico.

Vinca fue durante un milenio una verdadera metrópoli, con 3.000 habitantes, y fue la "capital" de una civilización que abarcaba el sureste europeo, la región desde los Cárpatos, en el norte, hasta la llanura de Skopje, en el sur, y desde el río Bosna, en el oeste, hasta Sofía, en el este.

Los habitantes de Vinca edificaban casas sobre una construcción de vigas de madera, con paredes de paja y barro, material que hasta hoy es considerado un excelente aislamiento térmico, con techos de gruesas capas de caña y suelos de tablas de madera.

Las casas, sin patios, con varias habitaciones y posiblemente muebles como sillas y camas, estaban alineadas en perfecto orden.

Esa época representaba el período de paz más largo en el continente europeo, durante el que floreció sobre todo el comercio.

Los comerciantes de Vinca viajaban por todo el mundo entonces conocido para vender sus mercancías y comprar otras, y han sido hallados brazaletes y collares elaborados con conchas del Mediterráneo.

Vinca tenía la ventaja de disponer en sus cercanías de algunas de las materias de más valor en aquella época, como el cinabrio, del que se obtenía el bermellón, color muy popular entonces.

También tenían en los Cárpatos la obsidiana, un mineral volcánico usado para hacer instrumentos cortantes, incluidas cuchillas de afeitar, y que aún se usa en la cirugía.

Los ciudadanos de Vinca, que no disponían de armas ni de organización militar, se dedicaban también al "diseño" del tejido, la pesca, la agricultura y la construcción de joyas de cobre.

Taladraban y pulimentaban la piedra, de la que obtenían objetos para usos diferentes, desde hachas afiladas hasta pequeñas morteros para moler cereales.

Los anzuelos de huesos de animales y de cuernos son de un aspecto idéntico a los de la actualidad.

Las figuras de cerámica, ricas en ornamentos, recipientes y otros objetos de diferentes tamaños y formas, y de una elaboración muy fina, hallados en Vinca, son un testimonio de los altos logros artísticos y estéticos de esa cultura.

Un misterio sigue siendo los símbolos que figuran en numerosos objetos de cerámica y que algunos interpretan como el "alfabeto de Vinca", afirmación para la que, sin embargo, no hay pruebas científicas.

"Apuntaban algo, no sabemos qué. (Esos símbolos) se parecen a los de algunos alfabetos de los tiempos posteriores. Pero el parecido visual no es una prueba. No tenemos la evidencia crucial que sería un texto que se leería, descifraría", dijo Jankovic.

Según indicó, "el neolítico de esta región es la clave de si la civilización europea es auténtica y autóctona", o importada de Levante o Anatolia, como consideran algunos.

La ciudad de Vinca desapareció en un gran incendio, pero aún es un enigma por qué sus ciudadanos no permanecieron en esa zona de sus antiguos hogares para edificar otros nuevos.