Con su clásica vestimenta negra, botas brillantes de igual color y crucifijo plateado, Juanes abrió con "A Dios le pido", una noche de pop, rock y vallenato aderezado al final, a ritmo de salsa, con el tema "No le pegue a la negra", en homenaje a la herencia africana diseminada en los pueblos bañados por el mar Caribe.

"Gracias Santo Domingo por estar aquí, esto apenas comienza, es bueno celebrar con ustedes", exclamó Juanes, en referencia a los cinco Grammy Latino que obtuvo la noche del jueves en la entrega de los premios en Houston (EEUU).

En efecto, la noche acababa de empezar y para cuando se escucharon los primeros acordes de "Si tu me pagas con eso", la algarabía asumió el control total del Palacio de los Deportes, en el centro de la capital dominicana.

"Mala gente", "Qué clase de amor" y "Esa noche", siguieron en la voz de un ya sudoroso Juanes, quien se paseaba, guitarra en mano, con pasitos robóticos siempre sonriente, a pesar de que el sonido parecía escoger algunos de los momentos más efusivos para fallar fugazmente.

"Esto es lo máximo, es increíble este artista", exclamó Jorge Delgado, un costarricense, que junto a cuatro paisanos aprovecharon sus vacaciones en Santo Domingo para no perderse la gira del colombiano, "La vida world tour".

El propio Juanes lució satisfecho del numeroso respaldo que le ofrecieron sus compatriotas colombianos, que sobresalían agitando banderas y sombreros de su país.

Después de "Tu fotografía", el artista dejó a un lado su guitarra y dirigió elogios a su esposa, sentada en primera fila, a quien sutilmente le pidió permiso para "apreciar" la belleza de la mujer dominicana, "porque el que uno haya almorzado, no quiere decir que no pueda ver el menú".

Las canciones de corte social no podían faltar en un concierto del creador de la fundación "Mi sangre" y, auxiliado por tres pantallas gigantes, ofreció el tema "Banderas", que grita el cese de las guerras y las injusticias.

"Recuerdo especialmente el concierto que se ofreció en la frontera entre Colombia y Venezuela por la paz (...) allí también estuvo (el dominicano) Juan Luis Guerra, una de las personas de más noble corazón que he conocido (...) en estos momentos de crisis que vive el mundo es importante recordar las cosas importantes: nosotros, nuestros hijos...", reflexionó el intérprete de 36 años.

Cantando "Me enamora", Juanes bajó del escenario y en ese mismo tenor subieron los chirridos de sus incondicionales, llegados al delirio cuando una fan, Ana Ceballos, aprovechó el regreso del artista a tarima para sorprenderlo con un prolongado abrazo con su respectiva tanta de besos en la mejilla.

"La vida es un ratico", tema que dio nombre al premiado disco del cantante, continuó la noche antes de que el súper éxito "La camisa negra", coreado todo el camino, cubriera de paroxismo el lugar, mientras el protagonista no paraba de sonreír.

Una despedida que no fue tal, -debió regresar cinco minutos después-, antecedió a "Cómo olvidar", balada que sosegó los ánimos de una "noche mágica imposible de olvidar".

La fiesta estaba próxima a terminar cuando el corte "Odio por amor" motivó a una segunda fan a 'capturar' al artista colombiano, pero una tercera jovencita no tuvo tanta suerte e, impedida de sus propósitos, estalló en un desconsolado llanto.

"Porque nada valgo", cerró la noche con un Juanes exhausto pero pletórico y una multitud gozosa y delirante.