La depresión posparto, que afecta al 13 por ciento de las mujeres, podría prevenirse en un futuro a través de un sencillo test genético, según los resultados de una investigación que describe el comportamiento de los genes en este trastorno, llevada a cabo por un equipo multicéntrico de siete hospitales españoles.

La conclusión principal del estudio es que "la depresión posparto desde un punto de vista genético parece tener un mecanismo diferente al que actúa en otros tipos de depresión, debido a la interacción de dichos genes con los cambios hormonales que se producen en el posparto", explica Julio Sanjuan, profesor de Psiquiatría de la Universidad de Valencia e investigador principal del proyecto, publicado en la revista especializada "British Journal of Psychiatry". Se trata del primer estudio que busca los factores genéticos de la depresión posparto, dolencia que, sin embargo, si se ha estudiado ampliamente desde el punto de vista psicosocial.

"En la práctica, -explica Sanjuan- se abre, por primera vez, la vía a un diagnóstico precoz, desde el punto de vista genético, en el reconocimiento de las mujeres en riesgo de depresión después del parto, lo que puede facilitar un tratamiento preventivo individualizado".

Especialistas de estos siete hospitales analizaron el comportamiento de 1.804 mujeres en el momento del parto, a las 8 y a las 32 semanas de dar a luz. Estas mujeres, con una media de edad de 31,7 años (entre 18 y 46), no presentaron antecedentes depresivos durante el embarazo, un 68% tenían trabajo, un 9% eran amas de casa o estudiantes, un 12% desempleadas y un 12% estaban en baja médica. Un 32% tiene estudios primarios, un 41% secundarios y un 27% universitarios.

Este trabajo, desarrollado entre diciembre de 2003 y octubre de 2004, es el primero de una amplia investigación en curso de los mecanismos biológicos y sociales de la depresión posparto. Según la investigación, la diferencia desde el punto de vista genético entre una depresión normal y la que se produce en el puerperio estriba en que "las variaciones de algunos de los genes que regulan la serotonina (neurotransmisor responsable del estado emocional), que se ha asociado repetidamente al riesgo de padecer depresión, son variaciones protectoras para la depresión posparto".

"Esto supone un importante cambio de paradigma en los estudios de genética psiquiátrica, porque a partir de este estudio se sugiere que no hay genes ´buenos´ o ´malos´ para la depresión, sino que pueden facilitar el riesgo o ser elementos protectores dependiendo de las interacciones hormonales", añade.

Se vislumbra una vía para que el remedio no sólo sea el apoyo social, sino que "en un futuro, a través de un pequeño test genético, se pueda suponer qué mujeres van a tener más riesgo y van a necesitar un tratamiento preventivo antidepresivo o alguna terapia de apoyo tras el parto", afirma Sanjuan.