La noche más negra, por un lado, en que cientos de sinagogas ardieron en todo el país y se abrió la puerta a las deportaciones masivas de los judíos; la más hermosa, por el otro, en que miles de berlineses cruzaron por fin, sin temor a dejarse la vida en ello, la barrera de hormigón que partió la ciudad durante décadas.

La confluencia de ambos aniversarios condicionó que, tras la reunificación, no se haya dado a la fecha de la Caída del Muro rango de fiesta nacional, sino que en su lugar se institucionalizara como tal el 3 de octubre de 1990, en que se firmó el Tratado de Unidad.

Una lástima para la memoria colectiva berlinesa, por la carga emotiva que lleva consigo esa fecha. Pero algo aceptado como lógico, también, puesto que sería una afrenta histórica dar tono festivo a una jornada identificada con el inicio de las deportaciones masivas de judíos a los campos de concentración nazis.

La canciller alemana, Angela Merkel, pronunciará mañana el discurso central del 70 aniversario de la Noche de los Cristales Rotos en la sinagoga berlinesa de la Rykestrasse.

Se trata del mayor templo judío de la capital, que los nazis incendiaron y convirtieron luego en establo para caballos, que el año pasado reabrió sus puertas tras una larga restauración para celebrar el retorno de la Torá (libro de ley de los judíos).

Será el acto central de la jornada, pero no el único, puesto que en todo el país habrá ceremonias parecidas y en el mismo Berlín habrá un sinfín de conmemoraciones paralelas, una de ellas con las dos iglesias mayoritarias, la católica y la evangélica.

La Alemania de hoy rendirá así homenaje a las víctimas de los pogromos y recordará además al total de seis millones de judíos asesinados en los doce años transcurridos entre la llegada de Hitler al poder, en 1933, y el fin de la Segunda Guerra Mundial, en 1945.

La Noche de los Cristales Rotos ardieron más de mil sinagogas de todo el país, casi trescientas de las cuales quedaron reducidas a cenizas y el resto sufrieron daños de consideración. Unos 7.500 comercios judíos fueron devastados y más de un millar de personas murieron víctimas de la represión nazi.

Al día siguiente se procedió a la deportación de los primeros 30.000 judíos a campos de concentración. Al acabar la contienda la cifra se contaría por millones.

El ministro de la propaganda nazi, Joseph Goebbels, habló de una "explosión espontánea de ira" por el asesinato en París del diplomático alemán Ernst vom Rath por un joven judío. En realidad fue una operación orquestada por la GESTAPO, las SA y las SS.

El recuerdo de esa noche nefasta de la historia alemana, 70 años atrás, planeará sobre toda la jornada. Otro aniversario anterior, el del triunfo de la revolución de noviembre, en 1918, ha caído casi en el olvido, mientras que el la caída del Muro es este año secundario.

La fecha en que se abrieron las fronteras entre el sector este y el oeste será conmemorada con algunas ofrendas florales y otros actos en lugares emblemáticos, como la Bernauerstrasse, una de las calles que quedó partida por la pared de hormigón.

Serán actos en formato reducido y con representación de menor rango. Se trata del décimo noveno aniversario y, por tanto, tendrá carácter preparatorio ante las grandes conmemoraciones del 2009, en que sí será "cumpleaños redondo", el veinte.

Dará ocasión para recordar que el 9 de noviembre de 1989 es más que una fecha clave en el calendario alemán. Con la caída del Muro que partía Berlín se marcó también el fin del mundo bipolar de la Guerra Fría que dividió Alemania, Europa y resto del planeta.